El posible prevaricato entre el referido fiscal y su cuñada generó escándalo mundial desde que en septiembre pasado el diario The Washington Post reveló los resultados de una investigación de sus reporteros.
Paños calientes procesales como “exhortar” a la narcotiranía a “respetar el Estado de Derecho” no detienen la podredumbre.
El ilegal encarcelamiento se habría producido el 30 de agosto en Caracas y según uno de los informantes, el infortunado mariner habría quedado a la orden del Sebin, en alguna de sus ergástulas, quizás El Helicoide, la más tenebrosa de todas.
Anteayer como ahora, por lo visto, mientras se remata a discreción el menguado patrimonio de Venezuela entre capitalistas golondrinas y potencias extranjeras, los jueces de La Haya y los venezolanos permanecemos a la expectativa.
Venezuela y Guyana, en el Acuerdo de Ginebra, convinieron en la regla de la libre elección hasta encontrar una solución diplomática y amistosa, consensuada, práctica, recíprocamente satisfactoria y completa.
La Corte Penal Internacional es un órgano judicial que puede juzgar a individuos acusados de cometer genocidio, crímenes de guerra y de lesa humanidad. Actualmente se encuentra investigando las denuncias recibidas contra Maduro por violaciones de derechos humanos.