La ciencia ficción tiene el poder de hacernos soñar con el futuro, al mismo tiempo que nos arroja a la cara los defectos y flaquezas de hoy. Eso fue lo que intentó Tulio Febres Cordero desde la Mérida de principios del siglo XX.
Antes de Javier Santaolalla (Date un vlog), Rocío Vidal (La gata de Schrödinger), Aldo Bartra (Robotitus), y otros youtubers divulgadores de la ciencia; incluso antes de Arístides Bastidas, Carl Sagan, Isaac Asimov o Neil de Grasse Tyson, antes de todos ellos existió Julio Verne.