La cultura escrita que definió a los intelectuales se ha visto desplazada por la hegemonía de la cultura audiovisual, transformando con ello la forma como se generan y distribuyen las ideas, sostiene nuestro columnista en su más reciente entrega.
No creo que haya mejor homenaje y recuerdo a su memoria que emprender la labor de edición de sus diarios, para que las palabras, las ideas y la visión de mundo de este guayanés que tanto hizo por el estado Bolívar siga perdurando en la memoria de sus coterráneos.
Dejó para la posteridad una advertencia histórica alertando sobre el peligro de “las inclinaciones despóticas de los gobiernos antidemocráticos que, con alarmante facilidad, se implantan y se imponen en algunos de nuestros países”.
Allí sigue vigente el pensamiento y la obra del gran Juan Liscano, quien me decía que a pesar de que los políticos nos subestimaban, por encima de todo la literatura es una relación tormentosa con la vida pero tiene que ser parte de la conciencia crítica.