
Las detenidas con más suerte reciben visita todas las semanas. Otras no han visto a sus familiares en meses o años por múltiples razones, principalmente económicas.
Los familiares afirman que les quitan los insumos de higiene, pertenencias y que tampoco les permiten dejarles alimentos a las detenidas.
“Los privados de libertad en Venezuela, víctimas del retardo procesal y la desidia penitenciaria, se sienten engañados por los planes de abordaje impulsados por el ministerio (de Servicios Penitenciarios)”.
Magaly Vázquez afirma que el sistema penal venezolano no está concebido con una perspectiva de género.
Prado indicó que la falta de alimentación balanceada, así como la contaminación en los centros de reclusión, hacen que se deteriore la salud de los privados de libertad.
OVP aseguró que familiares de las reclusas reportaron esta situación y que, ante la propagación de las enfermedades, “las presas son obligadas a usar tapabocas, pero no se los proporcionan”.
Cuando hay irregularidades se les castiga con la prohibición de visitas o entrega de paquetería. Actualmente el piso 3C se encuentra sometido a este castigo durante 3 meses por una presunta pelea que se dio entre una interna y una custodia.
La jueza Angelimar Carmona negó la solicitud sin mayores explicaciones. Desde 2009 Afiuni es parte de los más de 230 presos políticos que existen en el país.
El informe del Observatorio Venezolano de Prisiones recoge testimonios de la precariedad e insalubridad de los sitios de reclusión, y los abusos sexuales cometidos por otras reclusas, funcionarios y hombres privados de libertad. | Foto OVP
En dos décadas hemos pasado de la pobreza a la indigencia, de la estrechez a las privaciones, de la inopia a lo paupérrimo y de la miseria al hambre dura y pura.