Comedores y fundaciones siguen trabajando a pesar de la cuarentena y de la escasez de gasolina, paralizar sus acciones sería contraproducente para quienes ya antes de la pandemia estaban en gran estado de vulnerabilidad.
Hay un plato que es ya un lugar común: yuca con sardinas. Pero a veces, ni siquiera para eso alcanza. Y a las familias guayanesas les ha tocado, en plena crisis humanitaria, apañárselas con menos dinero y más ingenio para comer. ¿Qué hacen y cómo lo hacen? Las voces de varias de ellas, las opiniones de expertos y las alertas de instituciones y grupos dedicados a enfrentar la hambruna ilustran el panorama para este trabajo, una alianza entre el programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea) y Correo del Caroní.