Evelio Lucero acaricia los 79 años de vida con un marcado ineludible: la fotografía, el oficio que conoció en su periplo de bombero y que al llegar a Puerto Ordaz en 1964 le permitió instalarse en la ciudad, a cambio de una crónica gráfica sin la cual sería imposible repasar los “besos y las bofetadas” de una Ciudad Guayana que llora por el desastre actual y empuja desde sus entrañas un mejor porvenir.