Hay madres que se vuelven madrinas y se ocupan de hijos ajenos, tanto en las escuelas como en la comunidad. Eso, en un país con muchos “niños dejados atrás” hay que hacerlo visible y valorarlo.
Ese pilar en estampida por el mundo, en su sentir, expresa la lejanía con la acción política actual, tan extraña a sus urgencias e indiferente a lo que la familia representa para el futuro democrático.
Estas casas son los espacios que se han esforzado por amortiguar la carencia afectiva de los niños, ante los retrasos en los procesos de adopción o colocación familiar, que condenan a los niños a crecer sin familia.
De las cosas que más llaman la atención en el mundo entero está la gran cantidad de profesionales, técnicos y especialista venezolanos que tanto dentro como fuera del país, tienen capacidad y competencia para sacarlo hacia adelante en relativo corto plazo.