
La organización criminal conocida como Tren de Aragua se ha expandido en toda Latinoamérica a costa de uno de los delitos más atroces: la explotación sexual de mujeres y niñas, especialmente venezolanas.
Las restricciones de la cuarentena aumentaron el número de atropellos. La denuncia viene luego de que varios comerciantes tanto informales como constituidos reclamaron malos tratos y robos por parte de funcionarios del Estado.