
En un mundo sacudido por conflictos, el alto comisionado afirmó que “los Estados no deben, no pueden, aceptar el incumplimiento flagrante del derecho internacional”.
La pregunta huelga ¿Qué gobierno nuestro, sea usurpador, sea interino, desplazará sus intereses políticos y sobrepondrá los derechos humanos de la diáspora, y reclamará y ejercerá la tutela de estos de una manera formal y frontal ante los gobiernos que reconocen a uno o al otro?
El madamás nicaragüense no quiere diálogo. O quizás la “prohibición” sea una de las formas del diálogo tal como la entienden los bolivarianos, fidelistas y progresistas.