Por encima de todo, lo que ata como ideario al movimiento germinal de la Venezuela emancipada, condicionante del resto es, justamente, el reconocer y reclamar como derechos sagrados los de la humana naturaleza.
Bienaventurados aquellos países que pueblan sus plazas públicas con esculturas de héroes civiles y no de generalotes victoriosos. Maurice Duverger, anotaba que, todo movimiento social o persona, que apunte a la toma -o retención- del poder, adquieren la calidad, respectivamente, de partido político o de actor político.