
Venezuela tiene 25 años con un partido único en el dominio absoluto del poder. Una dinastía socialcomunista en la que el extinto impuso a su zurdo sucesor, para que gobernara hasta el fin de sus días. Mientras esto ocurra Venezuela no tendrá expresidentes.
Las sospechas de corrupción sobre los detenidos se remontan desde octubre hasta diciembre de 2022, período en el que se empezó a investigar la presunta trama delictiva.
Según el comunicado publicado en redes sociales, el Ministerio Público dictó órdenes de aprehensión contra directivos y por ello hacen un trabajo de seguimiento y acompañamiento a la entidad bancaria.
Presuntamente la investigación preliminar refiere que Bancamiga guardaba en custodia las divisas de aquellos empresarios que querían hacer negocios con Pdvsa cuando Tarek El Aissami estaba al frente de la estatal petrolera.
Si en la llamada RoboLución, guisar fuera pecado, los camaradas locales, sin faltar ninguno, ya estarían achicharrándose, por los siglos de los siglos, en la mismísima Quinta Paila.
Les importa tres pitos que el ascenso en la política de sus novios o parejas haya estado marcado por acusaciones de corrupción, violaciones a los derechos humanos y represión política.
El fiscal general designado por la extinta constituyente informó este jueves que, tras la audiencia de presentación ante el Tribunal Segundo de Control Contra el Terrorismo, fueron imputados El Aisssami, el empresario Samark López y el exministro de Economía Simón Zerpa por los delitos de traición a la patria, apropiación o distracción del patrimonio público; alardeamiento o valimiento; legitimación de capitales y asociación para delinquir.
“(El Aissami) ha ratificado su condición de militante revolucionario y está en la disposición de tener la voluntad de cooperar en toda la investigación”, señaló Maduro en una alocución televisada.
De acuerdo a información suministrada por el titular del Ministerio Público, no han logrado su detención porque está radicada en EE UU.
Quien ostentara el cargo de vicepresidente de la República apareció luego de un año, esposado y custodiado por funcionarios anticorrupción. El fiscal general designado por la extinta Asamblea Nacional Constituyente indicó que El Aissami y sus secuaces tenían una manera compleja y sofisticada de delinquir.