Los pobres y la clase media de esta nación conocen en profundidad el drama existencial que viven. Crece en ellos la indignación y el deseo de que se produzca un cambio radical y urgente en la conducción del país.
El electoralismo existente ocupa progresivamente el espacio de la discusión sobre el presente y futuro inmediato.
Lo sucedido la semana pasada aún no ha concluido, pero a pesar de las dificultades, no tengo dudas en cuanto al éxito de la indetenible tarea que por la liberación de Venezuela se realiza dentro y fuera del país. Muy pronto seremos un país completamente libre, fuera de toda influencia totalitaria, socialistoide.
Maduro debería apartarse para poder echar las bases del futuro inmediato desde el presente. Tendrá que hacerlo por las buenas o por las malas. No tiene más opción. Lo peor que puede resolver es pretender quedarse sobre la base de la violencia física e institucional.