De aquella CVG sólo queda el recuerdo de quienes todavía respiran en este socialismo del siglo XXI. El polo de desarrollo, creado en democracia, fue empujado hacia su más absoluta destrucción, llevándose por delante la producción de materias primas y lo avanzado en su industrialización.
La viabilidad de América Latina está comprometida. Ciertamente. Pero lo ha estado la mayor parte de su historia “independiente”. ¿Eso puede cambiar? Sí, si puede.