El jefe del Ceofan incluyó un cuadro estadístico con el número total de desalojos de la mina, donde indicó que de los 864 ciudadanos hasta este viernes, 654 son de nacionalidad venezolana y 210 pertenecen a etnias indígenas.
Maduro hizo mutis en su discurso en lo referentes a temas de contaminación del lago de Maracaibo y los derrames petroleros que se registraron en el último año.
La organización SOS Orinoco considera que la Operación Autana “fue solo un show” y señala que las minas en el Parque Nacional Yapacana siguen operando de forma ilegal, ahora regentadas por funcionarios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Liliana Sucre, de Provita, declaró que la Amazonia está en crisis, que “la pérdida del 20 o 25 por ciento del territorio amazónico significa un punto de no retorno”.
Kenia Martínez, una mujer indígena Baré, lidera a un grupo de ocho personas empeñadas en crear una réplica del bosque cerca de Puerto Ayacucho, una ciudad en expansión en el Amazonas venezolano. Hombres y mujeres indígenas Huottöja y Jivi la acompañan en su andar, y combinan árboles que crecen rápido y dan buena sombra, como la guama y el caucho, con comestibles, como el cacao y el copoazú.
Maduro afirma que en Amazonas hay más de 10 mil personas que practican la minería ilegal que han destruido la zona, ante lo que, dijo, la FANB está “estableciendo el orden”.
Datos oficiales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales muestran que entre enero y junio de 2022 la porción de la selva amazónica que se ubica en Brasil perdió 3.988 km2 por la deforestación.
La ONG SOS Orinoco denunció el 2 de marzo que en el Parque Yapacana, 3.200 hectáreas han sido “deforestadas y envenenadas con mercurio” por la minería ilegal.
El movimiento exige responsabilidad a aquellos “que destruyen” a la Amazonía y al planeta.
Raisg predice el futuro de la deforestación considerando tres escenarios, y estima que para el 2025 la pérdida de bosque será 130% más alta que la ocurrida en las primeras dos décadas del siglo.