
Polonia y los países bálticos se están viendo en el espejo de Ucrania y lo que ven no lo quieren para ellos. La invasión de Putin a Ucrania ya cumplió 3 años y la devastación ha sido general. Se cuentan en cientos de miles los muertos, seguro más civiles que soldados.
Para la cúpula somos presos reincidentes, que jamás se reinsertarán en “su suciedad”, esa que es su propiedad privada, su posesión por la gracia del socialcomunismo.
El ataque apenas provocó daños, la mayoría relacionados con la caída de metralla sobre poblaciones.
La transición, sólo sería de utilidad para profundizar en el socialismo del siglo XXI. Que se traduce en darle más dólares al castrismo, expandir su influencia en el continente y en el resto del planeta, fortalecer al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla.
Quedarse a juro es mucho peor que dejar el poder por un tiempo, y retar en esa forma los deseos intensos de por lo menos el 80 por ciento de los venezolanos, puede llevar a situaciones incontrolables, desagradables y contraproducente para todo el mundo.
La macolla dominante -conformada por un ominoso, desacreditado e iletrado ejército de vagos- no puede aceptar que el atormentado y humillado pueblo venezolano busque una salida para recuperar la libertad mediante el voto.
La verdad es que si nos dejamos guiar por estos “gurús-líderes espirituales”, tendremos que modificar el sentido de la educación, de la didáctica, de la pedagogía y hasta de la vida.
Nadie que haya estado en un aula con el profesor Cadenas ha podido olvidarlo. Cada palabra, cada gesto, cada silencio estaba cargado de contenido.
La macolla, aunque tiene entre sus principios la lucha contra la propiedad privada, se adueña de todo lo que encuentra allí donde reina. Porque, ciertamente, más que gobernar, los comunistas se coronan.
Del enchufismo se deriva una primera clasificación que agrupa a la podrida cúpula imperante. Están allí, con espíritu de manada, los zamuros que cuidan la carne