La élite, sumergida en sus orgías de escocés importado, no va a preocuparse por un indio preso y desnutrido. Sabía que el bacilo de Koch haría lo suyo al acabar con el sistema respiratorio de Salvador.
La cúpula militar, ni en el peor momento de esta pesadilla, ha sabido lo que es el hambre, pero los que están más abajo en la cadena de mando si sufren en carne propia lo que significa no poder darle de comer a su familia.