El presidente interino reiteró la necesidad de proteger a los emigrantes y refugiados de Venezuela, para que sean reconocidos como tal.
Nunca le he hecho daño a nadie adrede, y no quiero hacerlo en los últimos años de mi vida. Por eso me retracto y les pido disculpas públicas. | Foto William Urdaneta
Estos robolucionarios sí que tienen riñones. Son dignos impertérritos representantes del “síndrome goebbeliano”, que entre otras cosas establece: “miente que algo queda, miente mil veces, así se convertirá, tarde o temprano, en una verdad”.