
Pérez empezó trabajando la madera, exploró las posibilidades del cuadrado sólido repetido en serie, para luego mutar al moldeado de hierro con fuego. Por ello el poeta Rafael Pineda lo llamó “el Vulcano de Ciudad Bolívar”.
Al igual que el casete de música y las videotiendas, las cartas parecen ser también cosas obsoletas y del lejano ayer. Ya nadie escribe cartas, y mucho menos las mete en un sobre para enviarlas por correo. Aunque esto pudiera parecer un gran avance del progreso, en realidad esconde un peligro del cual podemos arrepentirnos muy pronto. | Foto cortesía