
“Un aumento de los ataques a periodistas precede casi siempre a un aumento de los ataques a otras libertades: la libertad de dar y recibir información, la libertad de reunirse y circular libremente, la libertad de protestar”.
Se están autocensurando, no salen en cámara en los videos que graban, no firman sus artículos y evitan las concentraciones de la oposición”, reporta la organización.
Lo están haciendo por esos periodistas que han muerto asesinados, por los que están presos y secuestrados, pero por sobre todas las cosas, las campanas están doblando por la democracia, por la libertad de expresión, sin la que, como es sabido, aquella no existe.