
Tras la confirmación de su regreso a Brasil, en febrero pasado, la respuesta de sus admiradores fue contundente.
Desde que se confirmó su arribo a la ciudad, decenas de fanáticos autodenominados little monsters, acampan en las inmediaciones del hotel.
Los analistas consideran que es pronto para saber si esta propuesta podría avanzar entre los líderes del G20, en especial cuando la actual administración demócrata de Estados Unidos está de salida.
La diva de 65 años no defraudó a los que esperaron hasta doce horas para verla y se acercó al público varias veces por las tres pasarelas que se desprendían del gigantesco escenario de 812 metros cuadrados.