Venezuela en un estudio que se hizo en 138 países se colocó en el número 123, lo que el Banco Mundial califica como los países que están en el fondo de la tabla.
La disposición ampara a más de 2.400 códigos arancelarios y se viene aplicando como mecanismo para mantener un nivel adecuado de abastecimiento.
La Ley de Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras se aprobó en 2022 en la Asamblea Nacional. El tributo estaba dirigido a todo tipo de transacciones provenientes del sector privado y persona natural que pagara con una moneda alterna al bolívar.
Debido a la falta de actualización y la retroactividad de las prestaciones sociales, los empleadores terminan refugiados en las bonificaciones para mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores.
“A pesar de que tiene una alícuota de 2%, cuando suma de manera regular en toda la cadena esa carga acumulada nuestros productos se encarecen hasta 12% y así no podemos competir con los productos importados”, advierte Luigi Pisella.
Los sectores industriales que mostraron buen desempeño durante este trimestre fueron alimentos (35,1%), madera y papel (75,9%), farmacéutico (38,5%), autopartes (41,0%), y químico (11,9%).
La cifra para el cierre de 2023 muestra un avance importante con el punto más bajo de la industria nacional, cuando tocó fondo con 18% de uso de capacidad instalada en el último trimestre de 2018.
Desde la Cámara Venezolana de Comercio Electrónico, las expectativas están puestas en que esta reforma jurídica para el sector se concrete finalmente en 2024 y empiece a corregir diversas distorsiones que afronta la industria.
Pisella calificó como incongruente, que mientras se importa el 40% de los bienes que consume el venezolano, la industria mantiene una capacidad ociosa cercana al 65%.
La lectura de Pisella se centró en la modernización y actualización de los procesos productivos, preponderando la innovación tecnológica con una nueva visión que permita mejorar las cadenas de valor de la industria nacional.