
Este Justin no tiene perdón de Dios, pero tampoco de cada uno de aquellos que ha tenido un libro en sus manos. Aplaudo a los canadienses que hicieron abdicar a este peligroso zurdópata, perdonen la tautología.
Esperamos que la mencionada avanzada de turistas del voto, levanten acta, que el coludido árbitro electoral no adoptó la más mínima medida para implementar el censo y sufragio de votantes desplazados y refugiados que, en el presente, sobrepasan los seis millones de venezolanos.