
Quien habla de circos, está en la obligación de referirse a todo lo que gira alrededor de su poesía. A la banda marcial, que pone la música que le sirve al show de telón de fondo; a sus tres o más pistas; a la algarabía de la chiquillería asistente.
Como en toda dictadura la emisión es exclusividad absoluta de los dueños del poder, y, por tanto, excluyen a segundones, mandaderos, asistentes, auxiliares, dependientes, ayudantes, enchufados y otras variedades de la misma especie.
Tengo mis reservas sobre si estas detenciones son reales o solo son un show para captar votos. Las bragas naranjas “Alex Saab style”… Habrá que esperar. Lo que no puede esperar es la reeducación en valores. Si eso no sucede, lo que cambiaremos serán los nombres.
Los fascistas de la primera mitad del siglo pasado, con sus despliegues de música, banderas, estandartes, con sus presentaciones marciales, fueron maestros en la coreografía política y en hacer de los actos políticos grandes espectáculos para entretener a las masas.