Es tiempo de guayabos, el mejor momento para aprovechar la cosecha y convertirla en dulces, que comenzaron a hacer las monjas Clarisas en Mérida, en 1651, tan buenos y tan famosos que hasta los exportaban a Cartagena de Indias.
Hay que ser falconiano para haber oído de él. Fue el maestro de su pueblo, Puerto Cumarebo, sin embargo, fue el más universal de sus coetáneos, por desarrollar su propio método de enseñanza orientado más a pensar.