
Venezuela fue el país más representativo. La ceremonia, realizada en la Basílica de San Pedro, estuvo marcada por un profundo sentido de unidad y fraternidad, con la presencia de numerosos obispos y representantes de diversas diócesis.
Los obispos venezolanos se unen con entusiasmo a la Iglesia universal para dar gracias al Señor por el nombramiento del nuevo sucesor de Pedro.
A través de un comunicado, el episcopado venezolano resaltó la apuesta por la educación popular y la cultura democrática.
Durante la sesión inaugural, monseñor Jesús González de Zárate, arzobispo de Valencia, leyó un documento con los puntos que abordarán los obispos durante las reuniones.
Jesús González de Zárate destacó que la dirigencia política tiene una gran responsabilidad de reflexionar sobre la realidad venezolana y salir de este atolladero.
Mediante un comunicado, la Conferencia Episcopal de Venezuela expresó su preocupación por los opositores refugiados en la sede diplomática.
La líder opositora instó a los venezolanos a unirse en la lucha por la democracia, enfatizando la necesidad de vencer el miedo y el silencio que han caracterizado la historia reciente del país y destacó que cada voz cuenta en la búsqueda de un futuro para Venezuela.
Venezuela acentuó su crisis política luego de los cuestionados comicios en los que la oposición denunció fraude y publicó en un sitio web las actas electorales con las que asegura el triunfo corresponde a su candidato.
“La Navidad es una celebración de carácter universal. El modo y el tiempo de su celebración compete a la autoridad eclesiástica. Esta festividad no debe ser utilizada con fines políticos particulares”.
Monseñor Jesús González de Zárate espera que los conflictos sociales y políticos del país se solucionen de una manera sincera y por la vía de la paz y el entendimiento.