Desde que fueron trasladados a Fuerte Tiuna, Molly de la Sotta comentó que a todos los presos militares se les mantiene en confinamiento extremo, con poca alimentación y sin llamadas telefónicas.
Las cárceles en el estado Bolívar sobrepasa entre 200% y hasta 600% su capacidad. El Estado no garantiza un sistema de reinserción social ni de protección de derechos humanos, por el contrario, impone políticas que colapsa los centros de reclusión preventiva con mayor hacinamiento.