De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Prisiones, el 46% de la población reclusa en Venezuela está bajo el control del pranato, mientras que el 43% tiene un control mixto: régimen penitenciario y pranato.
La sobrevivencia en los calabozos policiales, que se convirtieron en las nuevas cárceles del siglo XXI, depende de los familiares de la población reclusa.