
Con la recolección de basura se pone en marcha un nuevo episodio de la ceguera roja que viene entronizándose en el país, mientras el pensamiento político y económico insiste en minimizar hechos y consecuencias.
A ocho meses de haberse anunciado un nuevo plan de adecuación ambiental del vertedero de Cañaveral para habilitar finalmente el relleno sanitario, Ciudad Guayana ya no tiene uno, sino dos vertederos de cielo abierto, y cero fosas operativas.
Las más de 800 personas que desde hace décadas viven de la basura piden ser incluidos en un proyecto de disposición de residuos como segregadores o recolectores oficiales en el vertedero de Cañaveral. El Ministerio para el Ecosocialismo rechaza de plano la petición y dice que son “delincuentes”. | Foto William Urdaneta
Más de 15 horas diarias dedican 238 indígenas a la recolección de residuos en el vertedero a cielo abierto de Ciudad Guayana. Entre desechos industriales, químicos y hospitalarios trabajan sin un mínimo de indumentaria de seguridad en tiempos normales y en momentos de pandemia por la COVID-19. | Fotos William Urdaneta
El Ministerio de Ecosocialismo en Bolívar dice que la idea es “despejar vías y fosas para asegurar una buena disposición final de la basura en Ciudad Guayana”. | Foto William Urdaneta
Un número importante de las obras prometidas y nunca acabadas, pese a los recursos invertidos, son de carácter social, como el hospital tipo III de San Félix o el nuevo relleno sanitario. La bancada oficialista del CLEB fue cómplice en la aprobación de recursos sin contraloría alguna.
Los familiares de las víctimas relataron que un grupo de menores ingresaron a un cañaveral con la finalidad de cazar animales silvestres, sin darse cuenta que el incendio del cañaveral había cambiado de rumbo.