En el bolero hay verdad plena. Es catarsis. Es aprendizaje. Es historia. Es una metódica. Una estrategia tanto para el amor como para el desamor.
La vida amorosa de Agustín Lara está enraizada en lo orgánico, en los celos y la desconfianza, en la violencia del mundo lupanar, en su propio dolor, pero sobre todo y por qué no decirlo, para él la mujer fue ansia de exploración y búsqueda.