Fue un regalo tenerlo con nosotros y él se llevó, a su vez, el mejor regalo que se pueda recibir: el afecto inocente y auténtico de jóvenes que no tienen un ápice de interés, ni de malicia.
Quienes la conocemos somos unos privilegiados… Su perseverancia y dedicación son encomiables, porque tuvo la fortaleza para convertir un revés de la vida en una victoria, para ella y para quienes ha tocado con su buen hacer.