
Urge encontrar, en 2019, una idea fuerza, nacida de la razón, animada por la utopía, susceptible de amarrar corazones, ajena a las corazonadas, que sirva a la verdad, que se mire en los otros y no en nosotros, que procure fraternidad en la acción, sin olvidar, al cabo, que como humanos también somos una especie caída, perfectible, no perfecta.