La cuestión es que las potencias mundiales garantes del orden jurídico mundial y los grupos terroristas se han olvidado del hombre, varón o mujer. Lo relativizan, lo ven como “producto” a discreción.
Nuestra desconocida y larga historia regional ilustra acerca de esa visión del oasis salvador; la de creer encontrar atajos a problemáticas de envergadura.
La verdad es que uno no sabe si reír o llorar; o ambas cosas. Lo que sí se sabe es que si la hegemonía no se supera, ahora, en enero o cuando más pronto sea mejor, el país seguirá en agonía y el fin definitivo de su viabilidad no se podrá conjurar.