
La tiranía se niega a participar en elecciones limpias. Ni en las presidenciales previstas para el próximo año, ni en ninguna otra y para ello se vale del postrado sistema de Justicia que campea fueros en Venezuela.
En 20 años de socialismo revolucionario el derecho penal ha sido la guillotina y el cadalso para silenciar a cualquiera que moleste, perturbe, incomode, irrite o impaciente a la casta privilegiada, dueña de un botín llamado Venezuela.