El socialcomunismo tiene e impone el ojo avizor que no parpadea. También estar, andar y sobrevivir en estado de alerta permanente impide que nos aburramos.
Es diferente estar aburrido en el imperio, en Francia, España, Corea del Sur o Chile, que en Cuba, Venezuela o Haití. Donde la banda ancha lo es de verdad el confinamiento sabe menos a cárcel, porque hay una oferta inabarcable de series, películas, documentales.