La aparición de Guaidó a través de las redes, en compañía de un Leopoldo a quien se le nota muy tenso, con ojos desbordados -no es para menos- y junto a un grupo de oficiales y soldados de la Fuerza Armada, marca, como lo creo, un antes y un después en el decurso del esfuerzo emprendido para la transición de Venezuela hacia la democracia. Guaidó le asesta un golpe noble al usurpador y a su régimen, en la espina dorsal.