domingo, 6 octubre 2024
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Más de una docena de espacios abandonados y desmantelados reflejan la destrucción en Guayana

Parques emblemáticos como el Loefling, el Cachamay y La Llovizna están en completo abandono. El Club Punta Vista, la pista de bicicross en Unare, el Centro Turístico Artesanal en San Félix y la expropiada Koma son parte de los espacios abandonados y destruidos en Ciudad Guayana.

n Ciudad Guayana hay por lo menos 40 espacios públicos y privados abandonados o en vía de destrucción, de acuerdo con el conteo de la ONG Gente para Servir a Caroní (GPS Caroní). De estos, al menos 23 están destruidos, precisa el ingeniero y exconcejal Simón Yegres.

La mayoría de estos espacios son o fueron referencia en Ciudad Guayana, incluidos sus parques naturales, plazas, parque industrial y hasta espacios deportivos. Hoy son evidencia de la incompetencia y desidia de las autoridades.

El parque Cachamay forma parte del Catálogo de Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2008. Hoy es un espacio sin vigilancia, sin cercas de seguridad, un espacio tomado para la delincuencia e, incluso, para la tala ilegal de árboles para sacar leña ante la falta de gas doméstico en zonas aledañas.

En julio de 2019 se anunció la recuperación del parque, incluida la reactivación del cafetín, compromisos que no se cumplieron. Son 52 hectáreas de superficie y una caída de agua de 800 metros de ancho sumidos en el abandono, al igual que el parque Loefling. Ambos son responsabilidad de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), actualmente presidida por Pedro Maldonado.

Justo Noguera Pietri, gobernador proclamado en el fraude electoral de 2017 en Bolívar, antecedió en la presidencia de la CVG y fue precisamente en su gestión cuando se denunció el declive del parque Cachamay y el zoológico del Loefling, donde se reubicaron especies rescatadas del embalse de Guri.

El parque, cuyo principal atractivo era el zoológico, recibió su nombre en honor al botánico sueco Pedro Loefling, quien estudió por primera vez en 1754 la fauna de la región Guayana, reseña el Institutional Assets and Monuments of Venezuela, una organización no gubernamental que trabaja por la documentación y protección del patrimonio cultural venezolano.

Santos Carrasco, asesor ambiental y exdirector estadal del Ministerio del Ambiente, resalta la importancia de los parques Cachamay, La Llovizna y Loefling, como emblemas de Ciudad Guayana y desde el punto de vista ecológico, ambiental y recreacional, porque constituyen las únicas tres grandes áreas verdes insertas en la ciudad.

“Los parques urbanos cobran importancia ambiental por la extensa cobertura vegetal y boscosa que tienen. Actúan como sumidero de gases que contribuyen al calentamiento global, y al mismo tiempo son áreas productoras de oxígeno, elementos importantes de cara a los compromisos ambientales que ha asumido el país con respecto a la reducción de gases que contribuyen al calentamiento global, y mantener unas áreas verdes es una manera directa y concreta de contribuir a eso”, señaló.

Desde el punto de vista ecológico, precisa que son relictos de lo que eran las formaciones vegetales originales del norte del estado Bolívar, previo a la construcción de Ciudad Guayana.

“Asociado a esa formación vegetal, constituyen un hábitat para la fauna silvestre. Sigue existiendo en los tres parques una cantidad de fauna silvestre no introducida, tanto a nivel de aves, mamíferos, reptiles que viven allí y que también se ha visto ampliada con elementos de la fauna urbana, que tienen capacidad de resiliencia mayor que la fauna silvestre no intervenida. Cuando vas a esos parques logras ver muchos de esos elementos, la de fauna es muy rica. Hay muchas historias de la gente que hay serpientes, anacondas… era un visitante regular de esa zona y puedo dar fe de esa fauna”, recuerda.

El recuerdo del zoológico

Jaguares, un gato salvaje, una puma, un rey zamuro, tortugas terecayas, pavos reales, caimanes, una nutria, un tucán, eran parte de las especies de fauna que habían en el Loefling. Algunas especies murieron por falta de alimentos, mientras que a otros se los robaron.

En 2016 desapareció una puma. La primera versión fue que se escapó, pero luego se denunció que fue robada para el tráfico de animales. Noguera Pietri, quien todavía presidía la CVG, prometió investigar y aclarar los hechos, que a la fecha siguen sin respuesta.

Carrasco destacó que mantener el parque demanda cuidados y alimentación de los animales, pero por el déficit de recursos económicos pues su mantenimiento dependía de un presupuesto asignado a la CVG, la degradación fue evidente.

“Veo y he visto con mucha frecuencia personas inescrupulosas cortando leña y algunos recogiendo leña, que no es normal porque toda esa biomasa es procesada por el mismo bosque y vuelves a restituir vitaminas y minerales que necesita esa vegetación, a través de un proceso de descomposición natural. Se evidencia que no hay control de acceso y además hubo un vandalismo completamente ilógico”, lamentó Santos.

En el parque Loefling hasta las estructuras de los baños y oficinas fueron desmanteladas y las jaulas están oxidadas. Toda la cerca perimetral fue robada. Algunos ciclistas aprovechan el terreno para practicar, pero en sus caminerías abandonadas han sido víctimas de la delincuencia.

“El otro día vino un grupo con las bicicletas montañeras. Los agarraron más adelante y les quitaron como seis bicicletas”, comentó un señor que acude frecuentemente al parque.

Laboratorio ambiental en la ciudad

Santos Carrasco recuerda también proyectos de investigación de estudiantes de la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG). Muchos tenían que ver con la evaluación del crecimiento de las especies, las épocas de floración, otros hacían trabajo de campo de medición de los árboles.

“Son contados los países en el mundo que tengan ese laboratorio ambiental en el centro de la ciudad. Que puedas ir a estudiar la ecología de un pequeño mamífero, como la lapa o el acure, dentro de la ciudad. Que puedas hacer la determinación de una cantidad de peces en una laguna dentro de la ciudad, eso perfectamente se puede hacer allí. Es un laboratorio ambiental que está allí y no lo vemos. Hay muchos niños que no conocen la fauna del estado Bolívar. Allí puedes ver todavía pájaros carpinteros, tucanes, pequeños mamíferos que aún existen. Todas esas cosas hay que recuperarlas”, sostiene.

En el Loefling, al igual que en La Llovizna y en el Cachamay, también se practica la pesca ilegal, al punto de acabar con las especies que habían en sus lagunas. “Si en este momento la situación económica no te permite hacer una inversión importante de recursos en planes y proyectos de recuperación de esos tres parques urbanos, lo primero que te dice el sentido común, la lógica, es por lo menos detén el deterioro. No permitas que la gente siga haciendo los desastres ambientales que están haciendo, que es de pequeña escala pero es sostenido. Para lograr eso se necesita una vigilancia mínima, para lo otro se necesita una gran inversión para reponer todo lo que se han robado”, agrega.

Carrasco considera que hay que buscar alternativas financieras creativas para obtener recursos. “No es el mejor momento por la situación del país, pero hay que irlo trabajando, porque sería muy penoso que de no hacerlo se siga intensificando toda esa deforestación incipiente, gradual. Es triste que ocurra porque la tendencia en el mundo es todo lo contrario, es cuidar y ampliar áreas verdes”.

Carrasco refiere también al parque La Llovizna, al que todos quieren visitar cuando llegan a Ciudad Guayana. Previo a la construcción de las represas Macagua I y II, existían los saltos de La Llovizna. “En ese momento el río no estaba represado, el Caroní fluía libremente, salvo ese cambio de nivel que producía esa especie de llovizna al impactar el agua con las rocas”, recuerda Carrasco.

Su administración estuvo durante muchos años en manos de la antigua CVG Edelca. “Hubo un tiempo en que la Gobernación de Bolívar, por razones de inseguridad principalmente, designó una vigilancia de la Guardia Nacional, pero enfocado hacia la seguridad, evitar que delincuentes cruzaran el río y robaran a las personas, pero en términos de mantenimiento fue muy mínimo lo que se hizo y el parque se ha ido deteriorando”, señala el asesor ambiental.

“La vegetación tiene una particularidad, que va retomando sus áreas naturales. Si a ese parque no se le hiciera mantenimiento, en alrededor de 20 años lo vas a ver completamente cubierto de vegetación. Por eso ves que las malocas se deterioraron, los techos se cayeron, la gente se llevó parte de la madera. Da lástima porque muy pocos países en el mundo cuentan con un parque urbano insertado, diseñado y concebido en armonía con una de las represas más importantes que tiene el mundo”, destaca.

Ciudad Guayana contaba con una sola pista de bicicross, que anteriormente formaba parte del Polideportivo Venalum. De allí surgieron reconocidos ciclistas como Jonathan Suárez, ganador de dos medallas en el Campeonato Mundial UCI BMX y representante de Venezuela en los Juegos Olímpicos de Verano 2008; y Stefany Hernández, ganadora de una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

La pista de bicicross, ubicada detrás del Polideportivo Venalum, está cerrada desde 2017.

Los alrededores están llenos de basura. En el interior, la maleza cubre casi todo el terreno en el que sobrevuelan zamuros. El resto de la estructura es ahora vivienda de indigentes.

Desde hace aproximadamente ocho meses, la pista de bicicross tiene una tubería rota que afecta el suministro de agua a los vecinos de las casas aledañas, en la Urbanización Unare. Carmen Luna es una de las afectadas. Asegura a, casi un año de la falla, que ninguna institución ha atendido el problema, ni para ellos ni para la recuperación de la pista.

“Esa casona que está allí se ha convertido en guarida de indigentes y venta de cosas ilícitas. Es lamentable que una pista de bicicross, donde hubo tantos eventos nacionales e internacionales, se haya perdido de esa manera (…) tampoco ha habido intención de recuperarla, más bien se han robado los cables, los focos, ha sido una situación de deterioro cada vez más”, comentó Luna.

Otro de los parques abandonados y responsabilidad de la CVG es el parque La Fundación, donde se ubica la piedra fundacional de Ciudad Guayana, colocada el 2 de julio de 1961 por el presidente Rómulo Betancourt.

Hoy es otro espacio consumido por la maleza, la basura y la delincuencia. Algunas estructuras que caracterizan a la región por ser una zona industrial, como una locomotora cargada de minerales o las esculturas alusivas a la producción del hierro, acero, aluminio, bauxita y la producción hidroeléctrica, tenían piezas de bronce que fueron hurtadas.

Las obras en el parque La Fundación cada vez se ocultan más entre la maleza y el deterioro de estas

 

No solamente parques emblemáticos de Ciudad Guayana quedaron en total abandono por parte de la CVG, el vivero y la Gerencia de Mantenimiento no corrieron con mejor suerte.

Llegar a la sede de la Gerencia de Mantenimiento de la CVG es ver vidrios rotos, galpones sin techo y cables eléctricos en el suelo, además de la maleza que es el común denominador de estos espacios en abandono. Hay más de 100 vehículos quemados y desvalijados. En el lugar hay una réplica de yeso del busto de Raúl Leoni y Menca de Leoni.

En febrero de este año, Correo del Caroní estuvo en estas instalaciones y encontró que el Centro de Demostración y Transferencia de Tecnología India-Venezuela se convirtió en un área en la que reposan entre escombros ocho máquinas adquiridas para la construcción de casas a bajo presupuesto.

Estos equipos fueron “fabricados por Victor Electrical & Machinery Manufacturer y producidos por Building Materials & Technology Promotion Council (Bmtpc), organización autónoma dependiente del Ministerio de Vivienda y Asuntos Urbanos de la República de la India. La maquinaria fue entregada a la CVG como parte de las alianzas entre Venezuela y la India para desarrollar este centro de transferencia de tecnología”.

Cecilio Pineda, secretario de Organización del Sindicato Único de Empleados Públicos de la CVG (Sunep-CVG), recuerda que “la Gerencia de Mantenimiento nace como alternativa a las diferentes actividades y requerimientos municipales. Era tanto así que se encargaba del mantenimiento de calles, semáforos, mantenimiento de escuelas y hospitales. Esa gestión que corresponde a Gobernación o Alcaldía, la llevaba a veces la Gerencia de Mantenimiento de la CVG”.

Señaló que al personal que pertenecía a este departamento lo han ido reubicando en otras zonas. “Es lamentable que esta gerencia tan importante, que venía a complementar un poco lo que hacía la Alcaldía y Gobernación, no existe en CVG”.

El Club Punta Vista también era propiedad de la CVG. No pasarán muchos meses para que quede totalmente oculto en la maleza y árboles. La entrada en vehículo, cerca de la Base de Milicianos, ya está cerrada. Todavía se puede acceder caminando, y lo que se ve es una ruina.

Vidrios rotos, conductos de aires acondicionados desmantelados, no hay puertas, rejas ni ventanas. Es como si hubiese ocurrido una explosión que acabó con todo.

“Lamentablemente no solo destruyeron el parque industrial de Guayana, sino todos los sitios de esparcimiento y recreación que teníamos, no solo los trabajadores de Guayana, sino también toda la población guayacitana (…) El Club Punta Vista, propiedad de la Corporación Venezolana de Guayana y todos sus trabajadores, hoy de broma existen las estructuras”, lamentó Ramón Gómez, secretario general de Sunep-CVG.

Gómez recordó que desde el sindicato presentaron proyectos para que fuese la organización sindical la que administrara ese espacio, junto con la Asociación de Jubilados y Pensionados de la CVG. “Hicieron caso omiso y prefirieron que llegara a ese estado de deterioro, al igual que el estadio Ramiro González, también propiedad de CVG, perdido en el monte, o el Club de la CVG en la Urbanización El Guamo. Fueron proyectos que presentamos a los entonces presidentes Carlos Osorio y Justo Noguera”, sostuvo Gómez, quien consideró que deben haber sanciones para los que tenían la responsabilidad de mantener esos espacios y no lo hicieron.

En enero de 2012, el entonces alcalde de Caroní, José Ramón López, anunció la reactivación de la construcción del Centro Turístico Artesanal de San Félix. Para ese año, la obra tenía al menos ocho años paralizada.

En la primera etapa se invirtieron 2 millones de bolívares, destinados a la renovación de la fachada, piso e instalación de ventanas. La segunda y última fase comprendía la adecuación de 400 puestos de exhibición y venta. Actualmente solo está la estructura de tres pisos sin acabar, rodeado de maleza.

“En esta gestión no existe ninguna obra sin culminar, todo lo que empezamos lo terminamos (…) este recinto le va a dar vida a San Félix y dignificará a muchos trabajadores informales”, afirmó López en 2012, al tiempo que estimó que en tres meses abrirían con al menos 15 locales en funcionamiento. El resto sería asignado por la Coordinación de Promoción Económica y revisarían el censo de 2002.

El Plan de Inversión de la Alcaldía de Caroní para 2014 destinaba 5 millones de bolívares al Centro Turístico Artesanal, de los 450 millones de bolívares prometidos en obras.

 

A partir de 2010, cuando el entonces presidente Hugo Chávez ordenó la expropiación de grupo Frigoríficos Ordaz, S.A. (Friosa), comenzó la destrucción de importantes supermercados, como Koma.

La promesa era remodelarlo y convertirlo en el Gran Abasto Bicentenario Puerto Ordaz. Este trabajo comenzó, pero en 2018, antes de que siquiera concluyeran, ya estaba desmantelada nuevamente la estructura, a pesar de tener una comisaría policial a pocos metros.

El estacionamiento que está al frente, hoy se usa para organizar los vehículos de los sectores autorizados para el despacho de gasolina en la estación de servicio Trébol, en Unare.

Como otros espacios, Koma está completamente desmantelada. Sin techo, lámparas ni cableado. Es solo un esqueleto de lo que una vez fue un supermercado con restaurante incluido.

Desde antes que comenzara la cuarentena por la pandemia de COVID-19 se redujeron las visitas a la Plaza El Agua y al Ecomuseo del Caroní.

La plaza, que llamaba la atención por sus fuentes y áreas verdes, es otra fotografía de la desidia gubernamental. La falta de mantenimiento y desvalijamiento del alumbrado lo evidencian. La delincuencia es otro problema para este espacio que solía ser visitado por guayaneses y foráneos durante los fines de semana, al igual que el Ecomuseo del Caroní, incluido su cafetín.

El Ecomuseo fue construido entre 1992 y 1996 e inaugurado el 26 de noviembre de 1998. La edificación fue diseñada por las arquitectas Esther Fontana y Lisette Ávila. Tanto el Ecomuseo del Caroní como la Plaza El Agua recibieron en 1999 un reconocimiento especial para la primera categoría en la IX Bienal Nacional de Arquitectura de Venezuela.

Lo que hoy es la Concha Acústica de San Félix, malecón construido en 1985, fue inicialmente un puerto con decenas de locales y una ceiba en donde se amarraban las embarcaciones que viajaban desde y hacia las islas Fajardo, Providencia, Teodoro y otros islotes.

Es usada para la presentación de eventos culturales, académicos, misas para celebraciones religiosas, y hasta actos políticos; pero también es un espacio que poco a poco ha quedado en el olvido por parte de las autoridades.

El Institutional Assets and Monuments of Venezuela detalla que esta es una construcción de 20 a 22 metros de largo por 10 a 12 metros de ancho, “conformada por una plataforma de concreto de aproximadamente un metro de altura, de cemento pulido, a la que se accede por unos escalones hasta el escenario cubierto por una concha que producen un acondicionamiento acústico al aire libre realizado completamente en concreto revestido de cerámica, con el propósito de lograr una audición óptima para los espectadores”.

Su último reacondicionamiento fue para un evento político en octubre de 2016. Estuvo a cargo de las direcciones de Servicios Generales de la Alcaldía de Caroní y de la Gobernación de Bolívar.

Desde hace más de 10 años está inactivo el parque Misiones del Caroní, que en los años 1700 y 1800 sirvió como casa rectora de los Capuchinos Catalanes. El abandono de este Patrimonio Nacional -declarado el 2 de agosto de 1960- significa la pérdida de 1.200 millones de bolívares que se invirtieron para un proyecto de construcción de un parador turístico con 12 locales.

Algunos lugares no quedaron completamente en el abandono, pero hubo un cambio de uso. Entre ellos está la plaza del Hierro, que se convirtió en una zona de transferencia para el transporte público, desde que le incluyeron las paradas del sistema de buses de tránsito rápido (BTR).

También la han usado como espacio político para el oficialismo, que hasta cambió su nombre, aunque sin publicación en Gaceta alguna, a “plaza Hugo Chávez”.

Otro espacio administrado por el gobierno era el Comedor Popular de Unare. Actualmente se ubica una feria agroalimentaria en la entrada, pero la idea es que esta feria se ubique dentro de las instalaciones de lo que alguna vez fue el comedor popular.

La razón por la que todavía no lo han hecho es precisamente por el deterioro de la infraestructura. “Cuando llueve, es más lo que llueve adentro que afuera”, comenta un trabajador. Se prevé que pase por un reacondicionamiento para tal fin.

El antiguo Comedor Popular de Unare será reacondicionado para que allí funcione la feria agroalimentaria

Desde el 8 de abril de 2018 permanece cerrado el Centro Pediátrico Menca de Leoni, el único en Ciudad Guayana. La falta de insumos, aguas negras y daños en la infraestructura conllevaron al cierre de la institución.

No fue imprevisto, pues el personal de salud denunció las condiciones en reiteradas oportunidades. No fue sino días después del cierre, precisamente en una visita de Nicolás Maduro a Ciudad Guayana, que atendieron las denuncias en medio de una protesta de médicos y enfermeras.

El 25 de abril de 2018, Justo Noguera Pietri acudió hasta el Menca de Leoni para anunciar con bombos y platillos las reparaciones al centro pediátrico, gracias a la inversión de 100 mil millones de bolívares asignados por Nicolás Maduro.

Noguera nunca dijo el tiempo de culminación de los trabajos de reparación, pero sí aseguró que los dotarían inmediatamente de insumos médicos y medicinas, incluyendo al Hospital Dr. Raúl Leoni. Ambas promesas se incumplieron.

Cinco o seis meses después de que comenzaran con las reparaciones, paralizaron la obra. El presupuesto quedó devaluado con la creciente hiperinflación en el país y los trabajos quedaron a medias.

Se perdió lo poco con lo que avanzaron. Se robaron láminas del techo, puertas, inodoros, lavamanos, lámparas, ventanas, poco a poco lo desmantelaron.

Con el cierre del Centro Pediátrico Menca de Leoni se dejaron de atender a más de 300 pacientes. A la emergencia llegaban diariamente hasta 30 niños de Bolívar y otros estados como Delta Amacuro, Monagas y Anzoátegui.

En el Hospital Dr. Raúl Leoni habilitaron un área en el tercer piso para atender estrictas emergencias de pacientes infantiles, con una disponibilidad de unas 18 camas.

Solo abandono y destrucción

La lista de espacios de Ciudad Guayana destruidos o abandonados crece. No solo se trata de plazas como la Miranda, en San Félix, sino una larga lista de lugares como el Club Macagua, Hato Gil, el acabado cementerio de Chirica, hasta sedes de instituciones públicas, como las de Corpoelec en Chirica y Villa Colombia.

El puerto de chalanas, construcciones de la Gran Misión Vivienda Venezuela sin acabar, módulos de Barrio Adentro desasistidos, y otros sin funcionar; el parque Bicentenario (Los Mangos) en San Félix; las instalaciones deportivas frente a Villa Náutica, el parque industrial de Guayana en general, y la abandonada e inacabada Tocoma, son otros espacios en ruinas que se incluyen en el conteo de la ONG Gente para Servir a Caroní.

Son la radiografía de cómo en los últimos 10 años, la desidia gubernamental e institucional fue acabando con lo que se forjó en la ciudad planificada de Leopoldo Sucre Figarella.

Las sedes de Corpoelec en Villa Colombia y Chirica forman parte de los espacios en abandono