miércoles, 15 enero 2025
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María Ruzza: “Este Gobierno nunca ha pensado en las clínicas como colaboradoras para proteger la salud de la comunidad”

Una burbuja donde nada falte al paciente. Así intenta definir siempre la ingeniera María Ruzza, gerente general de Clínicas Ceciamb, al centro de salud que junto a su esposo construyó en Ciudad Guayana. Tras 30 años de trayectoria en la ciudad, el servicio privado se mantiene pese a la crisis del sector salud con no pocos retos por superar.

@mlclisanchez

Con tres locales alquilados en el centro comercial La Económica, en San Félix, y con el televisor, los ganchos de las puertas y las mesas de la casa de la pareja fundadora, nació la Clínica Centro de Cirugía Ambulatoria (Ceciamb), institución que hoy tiene 30 años y cuyo crecimiento se contabiliza hoy con 35 habitaciones, cinco quirófanos y servicios activos, amén de la crisis hospitalaria venezolana.

María Ruzza, gerente general y cofundadora de la empresa, define los comienzos del proyecto que, junto con su esposo, el médico cirujano Héctor Rafael Hurtado, construyó desde 1991, como tiempos de mucho trabajo. Ruzza es ingeniera civil, y al egresar de la Universidad de Carabobo trabajó en principio en Valencia, capital de ese estado, como ingeniera inspectora en el antiguo Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS).

En 1989, ella y su esposo se trasladaron a Ciudad Guayana, donde Ruzza trabajó en la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) en paralelo con una empresa de construcción propia. Con la empresa propia, Ruzza apoyaba con las remodelaciones del primer local del proyecto Ceciamb.

Hoy el Grupo Ceciamb, al que su fundadora dirige con la idea única de que sea “una burbuja para los pacientes”, abarca la Clínica Ceciamb (fundada en 1991), el Hospital de Clínicas Ceciamb (1998), el porcentaje mayoritario de las acciones del Instituto Clínico Infantil (ICI) y el Instituto Cardiológico de Guayana (estos últimos, de 2003). Es la única institución en el oriente del país que cuenta con un Instituto Cardiovascular con mucho más que salas de hemodinamia.

¿Cómo nació lo que hoy es la Clínica Ceciamb?

Empezamos con nada, con las uñas. Mi esposo, Rafael Hurtado, siempre tuvo las ideas y yo lo apoyé. En el primer local estuvimos cuatro años. Siempre hemos sido Rafa y yo para todo, con Dios primero. Eran tiempos bonitos, pero comenzando y sin experiencia fueron tiempos de mucho trabajo. Con un préstamo bancario, Ceciamb comenzó solo con planta baja que era la emergencia, y ahí habilitamos un solo quirófano en el que atendíamos solo cirugías menores, hasta que decidimos habilitar hospitalización con tres habitaciones y luego abrimos nuestros consultorios para tener ahí a nuestros especialistas, ¡y arrancamos! En dos años tuvimos activos los consultorios y ocho habitaciones en el primer local.

Estoy satisfecha con lo que he logrado hasta ahora. ¿Me falta? Sí, y ojalá cambiemos, que cambie el país porque iríamos con paso seguro, ahorita andamos que no sabemos qué nos van a cerrar o qué nos van a bloquear, qué nos van a expropiar”

Salud venezolana a terapia

De un momento a otro, la clínica se hizo pequeña en comparación con la demanda del servicio, y fue cuando la verdadera expansión comenzó. Con otro préstamo de banco y una breve negociación, la familia Hurtado Ruzza adquirió en 1994 el local que hoy es la Clínica Ceciamb, en el centro comercial Caura, con una extensión de 20 locales. “Luego, se nos dio la oportunidad de comprar las instalaciones de lo que hoy es Hospital de Clínicas Ceciamb (en 1998) unido por una pasarela a la Clínica Ceciamb que quedó como un ambulatorio”, explica Ruzza.

Hace cinco años, 90% de los ingresos que recibían todas las clínicas de la ciudad venían de los seguros de Hospitalización Cirugía y Maternidad (HCM) que la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) garantizaba a los trabajadores. Apenas 8% de los ingresos de las clínicas provenían de otras pólizas de seguro, y 2% de particulares.

“Yo creo que siempre han estado difíciles… esta administración gubernamental nos ha puesto muchas trabas. Crean un baremo que nos mata”

Todo cambió cuando CVG agrupó toda la gestión de las empresas básicas, suspendió a los trabajadores sus pólizas HCM y dejó de cancelar las deudas que ya tenía con las clínicas privadas. Sin ese beneficio, la ocupación por hospitalización en clínicas disminuyó hasta 90% y las intervenciones quirúrgicas hasta 70%, calcula Ruzza.

Perder la alianza con la CVG fue un duro golpe para el sector privado de la salud, por lo que luego tuvo que surgir la figura de la Asociación de Clínicas Privadas, que Ruzza preside. “Nosotros les llamamos ‘primos’, con eso intentamos ayudarnos unas a otras (entre clínicas)”.

¿Qué retos han tenido que enfrentar en los últimos años?

¿Retos? ¡Innumerables! Yo soy la cabeza de los tres (ICI, Hospital de Clínicas Ceciamb e Instituto Cardiovascular de Ciudad Guayana). Y, por lo menos en el ICI, hace un año yo decía ‘tengo que cerrarlo, no puedo más, no’. Como si en el alma se me fuesen desgarrando pedacitos porque estuvimos un año entero subsistiendo con los ingresos de rayos X y laboratorio nada más, porque no ingresaba nadie para hospitalización, ¡con una nómina de 150 personas! ¿Cuál era el reto? Pensar que no íbamos a cerrar, que lo podíamos lograr, que el ICI tiene muchísimo potencial.

¿Ha pensado en renunciar?

No, no he querido abandonar. La idea era que mis hijos (tres) se quedaran con esto, pero ellos migraron, formaron su familia y sabemos que no van a regresar, pero, ¿qué nos queda? Esta gran familia Ceciamb. Estoy satisfecha con lo que he logrado hasta ahora. ¿Me falta? Sí, y ojalá cambiemos, que cambie el país porque iríamos con paso seguro, ahorita andamos que no sabemos qué nos van a cerrar o qué nos van a bloquear, qué nos van a expropiar.

A pesar de…

En medio de la emergencia, los proyectos del Grupo Ceciamb continúan expandiéndose. Actualmente se está construyendo en la planta baja del Hospital de Clínicas Ceciamb un área de emergencia cardiovascular especializada, justo en las instalaciones de la otrora unidad de diálisis Jesús de Nazareno, que cerró sus puertas en septiembre de 2020.

Mucha gente medianamente se ha podido atender, hacemos gestiones para que paguen por partes, hacemos un equilibrio entre perder en un caso, pero ganar en otro, es darle la vuelta…”

¿Cómo la Clínica Ceciamb se mantiene a flote?

Con Ceciamb me es un poco más fácil porque tenemos personal que vive cerca, el consumo de combustible es menor, los servicios están permanentemente abiertos, tenemos un tanque de oxígeno allí, y hemos tenido menos dificultades. Sin embargo, cada 15 y último es… por momentos entra el pago en divisas, se escasean los bolívares, entonces… es complicadísimo (se ríe).

¿Cuándo comenzaron a ponerse difíciles las cosas?

Yo creo que siempre han estado difíciles… esta administración gubernamental nos ha puesto muchas trabas. Crean un baremo que nos mata. Por ejemplo, nos obligan a cobrar dos mil bolívares por el servicio de hospitalización cuando a nosotros nos cuesta diez mil… Y si ellos establecen eso, entonces las pólizas de seguro también establecen que eso debe ser así y por ahí se van… Nunca han pensado en nosotros como colaboradores para proteger la salud de la comunidad, como apoyo. Los hospitales no están bien provistos, pero ellos no están ayudando…

¿Cuál es la relación actual de las clínicas con la CVG?

Yo quiero entender a CVG, pero no puedo (se ríe)… quiero ponerme como en el medio y decir que a ellos no les llega dinero… pero es que yo no logro entender cómo pudieron desamparar a tanta gente… Nosotros tenemos buen trato y buena comunicación, pero son solo casos que ellos autorizan y puede ser que paguen pronto… puede ser que no.

¿Cómo eran las cosas para Ceciamb antes de la crisis del sector salud?

Antes de todo esto nosotros hacíamos convenios con los hospitales cuando estábamos en Ceciamb. Nosotros operábamos aquí y remitíamos el paciente de nuevo al hospital y los gastos eran mínimos porque el paciente se terminaba de recuperar en el hospital. ¡Eran unos convenios buenísimos!

¿Qué han tenido que reajustar para mantenerse en pie?

Pensamos en abaratar costos aquí y allá, en hacer jornadas, poner globos, darle vida. Y estamos levantándonos otra vez. Mucha gente medianamente se ha podido atender, hacemos gestiones para que paguen por partes, hacemos un equilibrio entre perder en un caso, pero ganar en otro, es darle la vuelta…

La cura es seguir remando

¿Cómo hacen para conciliar eso de la accesibilidad con los altos costos de hospitalización y demás servicios?

La parte de cobranza ha sido la parte más dura toda la vida. Los seguros pagaban a seis meses, ocho meses, un año o quién sabe cuándo, muchos quebraron, muchos se fueron… las pérdidas han sido muy grandes a raíz de la inflación. Los seguros que quedaron mejoraron un poquito con pagos a veces en un mes o tres meses, que ya en tres meses el dólar no es el mismo y como toda clínica, tenemos que pagar nómina y por lo tanto tenemos que cobrar. Pero lo primero es trabajar para la gente.

El Instituto Cardiológico de Guayana del Grupo Ceciamb es el único centro cardiovascular del oriente del país. Su expansión aún es un proyecto

Desde octubre de 2003, el Grupo Ceciamb invirtió en un servicio clave para Ciudad Guayana y todo el oriente del país: un instituto cardiovascular en el que se desarrolla la cirugía cardiovascular y cardiología intervencionista incluso infantil. Un equipo formado por 14 cardiólogos intensivistas, generales, hemodinamistas y cirujanos cardiovasculares.

Dos salas de hemodinamia, quirófano, terapia intensiva, unidad de dolor toráxico, unidad de cuidados coronarios, ecosonografía y demás componen los servicios del Instituto Cardiovascular de Guayana.

Si tuviese un recuerdo emblemático de la clínica, ¿cuál sería?

De los tiempos lindos que quiero recordar son esas jornadas sociales que hacíamos con la Cámara de Comercio e Industrias del municipio Caroní (CamCaroní) ¡Qué tiempos! Junto con ellos hemos hecho jornadas de salud a nivel regional. Era una experiencia espectacular, ¡la emoción con la que la gente iba! Nosotros llevábamos gente de laboratorio del ICI, llevábamos médicos internistas, cardiólogos, pediatras, llevábamos medicinas… Bueno, es que en los viejos tiempos los laboratorios nos daban medicinas, igual las farmacias, ¡llevábamos unas cajas! Llevábamos leche, otras cosas… qué bonito…

El Instituto Cardiológico de Guayana del Grupo Ceciamb es el único centro cardiovascular del oriente del país. Su expansión aún es un proyecto

¿Cuánto tiempo duró esa iniciativa de las jornadas sociales que alguna vez tuvieron?

Como cinco años (de 2004 a 2009). Ya después me daba mucho miedo porque los sitios se hicieron cada vez más peligrosos. Imagínate, yo corro el riesgo porque me llevaba un equipo de 20 o 30 personas y son mi gente.

¿Tienen algún otro proyecto del Grupo Ceciamb para un futuro?

¡Sí! Un proyecto creado desde hace siete años. Unas instalaciones solo para el Instituto Cardiovascular, estará en un terreno de 7.000 metros cuadrados que nos pertenece, y está entre la Clínica ICEA y el Fragachán.

Ese proyecto está diseñado para 40 camas de hospitalización, dos pabellones, dos salas de hemodinamia, terapia intensiva, ¡y hasta un helipuerto! Pero todo proyectado hasta ahora. Lamentablemente la situación país no ha permitido que nosotros crezcamos para allá aún, hemos estado limitados.

¿Qué los mantiene anclados acá para seguir prestando todos los servicios que ofrece el grupo Ceciamb?

Mira, la necesidad que tiene la comunidad, la ciudad. Realmente, seguir apostando a que sí se puede porque nuestros servicios son imprescindibles, porque la salud es básica.

Nos motiva saber que contamos con un personal de salud que también nos necesita. Nosotros tenemos que apoyarlos, entonces estamos en un área crítica donde los pacientes no tienen mucho donde acudir y nosotros somos un centro de referencia y aquí los vamos a estar esperando.

Actualmente se está construyendo en la planta baja del Hospital de Clínicas Ceciamb un área de emergencia cardiovascular especializada