Mensaje de pascua de Monseñor Helizandro Terán “Esta entrevista es el único paréntesis en esta cuarentena y lo hice porque quiero enviarles un mensaje de pascua y de resurrección para todos. Que Cristo que es nuestro guía sea esa experiencia constante y perenne de fortaleza a través de estos días y estas semanas que están por venir, que Cristo que es nuestra pascua, y nuestra vida, nos fortalezca, esté en sus hogares. Una palabra a todos los enfermos, están en mis oraciones, todos los hermanos que están convalecientes, todos aquellos que atraviesan la crisis del virus, a todos los que son vulnerables, a todos ustedes mis palabras de cercanía y oración, y sobre todo ¡Cuidémonos porque todos somos necesarios! Les envío mi oración para que se renueven en sus hogares ese sentido de pertenencia profunda a Dios nuestro padre. Que la bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre ¡Feliz día para todos!”. |
Monseñor Helizandro Terán, Obispo de la Diócesis de Ciudad Guayana, lejos de mirar la situación de confinamiento extremo contra el Covid-19, lo que impide la concentración en las iglesias en la Semana Santa, ofrece una mirada prospectiva: “tenemos que redimensionar la forma de vivirla y de celebrar”.
Y antes de entrar en materia, Terán se adelanta en explicar su visión del momento actual: “¡Qué mejor espacio que el hogar para renovar ese compromiso cristiano de bendecir y alabar al Señor, no solamente con la palabra, sino también con las obras. Por lo tanto, esta Semana Santa es inédita porque está llamada a vivirse en familia”.
Sentado en su despacho de la Curia Diocesana, Monseñor Terán decidió recibir al equipo de Correo del Caroní el pasado viernes bajo estrictas medida de prevención, y solo se quitó el tapabocas para responder las preguntas realizadas.
Llegó a la oficina con la gasolina a cuentagotas, sin saber cómo se trasladaría en la Semana Santa para oficiar la eucaristía.
Una Semana Mayor sin feligresía en los templos; la incertidumbre global ante la c; la situación de las comunidades vulnerables que ahora debe hacer frente al coronavirus en medio de la emergencia humanitaria que sufre el país, la destrucción de la Panamazonía y las necesidades extremas del pueblo de Guayana.
Estos y otros temas fueron abordados por el Obispo Terán, quien ahondó en las orientaciones pastorales para vivir la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo en los hogares.
Al respecto, indicó que los sacerdotes se servirán de las redes sociales para emitir las eucaristías, siempre y cuando cuenten con las posibilidades porque no todas tienen conexión a internet, los que puedan establecerán los horarios más convenientes para que los fieles puedan hacer seguimiento de las homilías.
“Yo quiero hacer hincapié en lo siguiente, nosotros como los cristianos también tenemos que ser cumplidores de las leyes, yo creo que el llamado que ha hecho el Ejecutivo nacional, por diferentes canales, nos han pedido una cuarentena, nos han pedido estar en nuestros hogares, se ha comprobado que es la medida más eficaz para evitar el contagio de este virus, vamos a obedecer porque es por el bien de todos nosotros”, dijo.
Para monseñor esta nueva forma no anulará el espíritu cristiano, para explicarse mejor recurrió a dos textos de Jesús en el evangelio de San Mateo:
“El primero de ellos, cuando el Señor está en su sermón de la montaña a partir del capítulo 5 dice: ‘Cuando tú vayas a orar entra en tu habitación, entra dentro de ti, entra en tu espacio más íntimo y ahí en lo íntimo ora a tu padre que está en los cielos y tu padre que está en los cielos te recompensará”.
Y más adelante en otro texto del evangelio de San Mateo dice el Señor: “Yo les garantizo que donde dos o tres estén reunidos en mi nombre ahí estaré yo en medio de ellos”, cuando dos o tres estén reunidos alrededor de la palabra con el espíritu puesto en el Señor ¡El Señor se hace presente!”, expuso.
Primera Semana Santa sin gente en los templos
Para monseñor, el tiempo actual marcado por la pandemia no tiene precedente en la historia de Venezuela; lo del Covid-19 supera otras crisis a nivel mundial ni siquiera en los tiempos de las guerras y postguerra.
“Por lo tanto son momentos difíciles y como el papa Francisco nos decía, desde la plaza de San Pedro, todos estamos en esta barca, es decir, todos estamos en esta humanidad que está asediada por esta pandemia pero todos miramos a Cristo Jesús que es nuestro Señor”, comentó.
Al igual que las eucaristías, quedaron suspendidos los matrimonios, las confirmaciones y la unción de los enfermos solo será suministrada a los que estén en verdadero estado de gravedad “yo sé que puede sonar duro pero es por la caridad pastoral de que no podemos andar afuera exponiéndonos”, enfatizó.
La confesión de los pecados ante el sacerdote también está suspendida, y aunque para el representante de la Iglesia Católica en Guayana esta es fundamental ya que así se recibe la absolución sacramental, dice que un examen de consciencia fecundo en el que se puedan reconocer las faltas o un dolor en el corazón -como se le llamaba antiguamente en el catecismo-, un propósito de enmienda y arrepentimiento “también tienen valor y son importantes delante de Dios, aun cuando no se reciban la absolución sacramental inmediata, pero esos actos son importantes y yo invito a mis hermanos y hermanas a que profundicen estos actos”.
También las catequesis quedaron suspendidas, desde el departamento de catequesis no se está enviando ningún subsidio a los catequizandos, pero el obispo indica que cada párroco junto con los catequistas pueden organizar actividades y distribuirlas digitalmente “donde no sea posible tendremos que esperar a que las condiciones sean normales”.
– ¿Cómo los guayaneses pueden vivir la Semana Santa desde sus hogares?
![]() “La pandemia nos está llamando a tener una experiencia profunda de fe que además de tocar el ámbito personal debe tocar el comunitario empezando por la familia” | Fotos William Urdaneta |
– Aunque la Iglesia tiene rezos significativos como el del Ángelus a las 12:00 del mediodía, la Coronilla a las 3:00 de la tarde, todo el día, toda hora y todo momento que podamos orarle a nuestro Padre con nuestras familias es el mejor momento, la mejor oportunidad. Pido a los padres de familia que oren con sus esposas e hijos; Cristo los ha puesto como cabezas de familia, den el ejemplo, que no solo sea la mujer que esté llamando a los hijos para rezar, sino que los hombres jefes de familia se conviertan en verdaderos ejemplos de fe. Es verdad que estamos impedidos de ir físicamente al templo a orar, a nuestra parroquia a la celebración de la eucaristía, pero eso no anula y no minimiza el que nosotros como cristianos desde nuestros hogares podamos ejercer nuestro sacerdocio.
Porque hay una cosa muy importante que quiero recordar en estos momentos de crisis, nosotros cuando fuimos bautizados fuimos incorporados al misterio pascual de Cristo. Entonces, nosotros somos pueblo sacerdotal ¡Consagrados por nuestro Señor en el bautismo! Y nosotros desde nuestros hogares, que en estos momentos tienen que ser verdaderas iglesias domésticas, podemos y debemos ejercer este sacerdocio común por el cual elevamos a Dios oraciones y súplicas”.
Para guiar a las familias en estos días, la Vicaria Pastoral de la Diócesis de Ciudad Guayana envió a todos los creyentes subsidios litúrgicos “para que en familia se tenga un guión litúrgico de oración, reflexión y meditación de la palabra de Dios, del misterio cristiano, de lo que significa el santo equilibrio pascual, de manera que en familia se viva y se ore en Semana Santa”.
Desde la Vicaria Pastoral se va a enviar por la web a las distintas parroquias, a los distintos párrocos por medio de WhatsApp y se enviará a los medios de comunicación social para que desde ahí se haga la distribución adecuada, también en el Instagram de la Diócesis.
Las procesiones tendrán que esperar…
Aunque algunas Diócesis en el país han tomado la iniciativa de hacer recorridos sin público con las imágenes santas, Monseñor Terán enfatizó que en Guayana no se realizará ninguna procesión, estas quedarán pospuestas hasta que las condiciones estén dadas para que haya aglomeraciones. Explicó que, aunque respeta las decisiones de otros obispos, por ahora el llamado es a quedarse en los hogares y no profesará lo contrario.
Subsidios litúrgicos
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“Yo quiero dejar claro un criterio pastoral, que me da a veces la impresión que no se logra comprender bien, y es la caridad pastoral, ¿qué quiero decir con esto? Les colocaré un ejemplo: Suponte que sale una imagen en un carro por una calle, ¿Cuando la gente empiece a ver la imagen, cuál será la reacción? ¡Salir! Entonces, aunque tú lleves a 80 kilómetros por hora al Sepulcro en un camión, o lleves al Santísimo blindado en un carro, la reacción de la gente va a ser salir a orarle al Santísimo, a venerar a la imagen que pasa. Eso no lo podemos controlar”.
Comentó que en su diócesis se rigen por el criterio de caridad pastoral y no puede incitar a que las personas salgan de sus hogares, eso no significa que se atente contra la fe, “en estos momentos yo no solamente vigilo por mi salud, sino que me hago responsable de la salud de mis hermanos, las imágenes que nos llegan desde países que el virus ha sido fuerte hacen hasta llorar, y eso no lo queremos. ¡Tenemos que evitarlo!”.
“Aquí valen las palabras del Génesis cuando Yahvé le preguntó a Caín ¿dónde está tu hermano?, bueno, a ver, ¿dónde están nuestros hermanos que no los cuidamos por andar irresponsablemente por la calle? Entonces, hay una caridad pastoral que a mi criterio los sacerdotes tenemos que hacernos multiplicadores de la misma”.
– ¿Cómo fortalece la fe en estos tiempos tan turbulentos como los que vivimos?
– “Me refiero nuevamente al papa Francisco y cita la frase ´todos estamos en la barca’. Este es un momento preciso para reconocer la diferencia entre tener fe y hacer experiencia de fe “cuando se dice simplemente ‘tengo fe’ es afirmar una verdad, una existencia de alguien que es un Dios todopoderoso, pero que puede estar bien alejado de mi vida, el ‘yo tengo fe’ puede ser tan superfluo a veces”.
El hacer experiencia de fe significa que se ha experimentado en la vida ‘el amor de Dios con tanta plenitud, que se vuelve totalmente a él y hacemos de él la roca firme de la vida ¡Eso es la experiencia de Dios! Yo pienso que esta pandemia nos está llamando a tener esa experiencia profunda que además de tocar el ámbito personal debe tocar el comunitario empezando por la familia”.
– ¿Qué mensaje le da a los no católicos en esta Semana Santa?
– “Son momentos para orar juntos, son momentos para quitar muros de divisiones, como decía el papa Francisco, a veces son más las cosas que nos unen que las que nos desunen, entonces, unámonos al corazón de Cristo, en el corazón de Dios cabemos todos, en el corazón de Dios no hay divisiones y sectarismos, vamos a ese corazón a orar sea cual sea tu iglesia a tu profesión de fe ¡Vamos a pedirle a Dios que nos ayude! Que podamos vivir el mandamiento de la caridad, de la solidaridad, de poder compartir la vida, y sobre todo compartirla con aquellos que menos tienen”, expresó.
– ¿La Diócesis de Ciudad Guayana tiene alguna conexión con la Iglesia de Brasil para gestionar la atención a los emigrantes?
– La Diócesis no ha tendido relación ni seguimiento directo sobre la población que ha migrado por Brasil. Debido a la distancia, el Vicariato de Caroní, en Santa Elena de Uairén, ha tenido conexiones. Sin embargo, sí hemos sostenido dos reuniones con equipos de Cáritas y de otras diócesis de Brasil. Ellos vinieron a dialogar con nosotros para informarnos sobre la realidad de los migrantes y para comprender un poco sobre por qué se estaba dando ese proceso y establecimos ciertos contactos. También hemos sostenido reuniones con la Cruz Roja Internacional para trabajar el tema del paludismo en El Callao, que según las estadísticas es el municipio con mayor incidencia “también la Cruz Roja y una universidad estadounidense tienen en un estudio bien interesante de la contaminación por mercurio en las mujeres que se mide por el cabello y están haciendo el estudio porque las aguas están muy contaminadas”.
Pueblos indígenas y la Panamazonía
Los derechos de los pueblos indígenas del estado Bolívar son vulnerados de manera sistemática, sus territorios hoy día son disputados por la minería ilegal. Además de la violencia que trae consigo el extractivismo voraz, el acceso a la salud y a los alimentos es cada vez más precario.
“Solamente con tomar una lancha en El Dorado y remontar el río Cuyuní arriba se puede ver cómo están las plataformas o los toboganes de la explotación y extracción del oro, cómo está destruido todo el ambiente, lo contaminado de las aguas, ver a los indígenas con dermatitis, alopecia ¡Son cosas que no tienen por qué darse! Eso se llama pecado social, se ve más importante la riqueza que la persona, se ve más importante el ídolo del oro que el valor inconmensurable de la persona”.
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A propósito de su participación en el Sínodo de la Amazonía el año pasado comentó que vieron con preocupación que muchos indígenas han sido objetos de violencia y han perdido la vida por estar defendiendo sus tierras que les pertenecen, “parece que lo que importa es el oro, las riquezas, la madera, cualquier otro recurso, antes que la vida, que es lo más importante, y la protección del patrimonio común de la humanidad como es la Amazonia”.
Aprovechó la ocasión para hablar de la destrucción de toda la Panamazonía y anunciar que actualmente la Iglesia está trabajando en ir hacia un camino que les permita implementar las instrucciones y sugerencias, que el Sínodo ha dejado. “Pero sabemos que a la larga esto va a llevar confrontación con muchos poderes, la Iglesia no tiene cómo enfrentar ella el poder terrible de aquellos que están destruyendo para extraer oro, minerales y que deforestan ¿cómo los enfrentamos?, con la palabra y con las denuncias”.
Informó que el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) está por conformarse una gran comisión episcopal que pueda dar seguimiento a la implementación de Sínodo de la Amazonía y también se está levantando un mapa sobre los casos de Covid-19 en toda la región de la Paramazonía.
Ciudad Guayana vive una realidad muy compleja, la falta de servicios básicos, la delincuencia, la falta de alimentos, medicinas, la desaparición forzada en las minas, falta de combustible y el confinamiento, son algunos de los problemas que aquejan a los guayaneses. Ante todo este panorama se le pregunto a monseñor:
– ¿Es posible encontrar el camino a Dios en medio de tanto sufrimiento?
– “Volvamos nuestra mirada a Cristo, ¿cuántas veces no hemos escuchado el Salmo 23?, o Salmo 22 dependiendo de la traducción de la Biblia, que dice El Señor es mi pastor nada me falta, en verdes praderas me hace recostar y sigue más adelante el salmista y aun cuando atraviese por valles de sombras y de muerte nada temo porque tú vas conmigo, tu vara y tu cayado me dan fortaleza”, expresó.
Enfatizó que este es el momento de que esas palabras pasen de la mente al corazón, en el que la experiencia de Cristo que “nos hace atravesar ilesos por los valles de sombra y de muerte ¡Sean experiencias de vida y no solamente ideas bonitas religiosas en las cabezas! Yo digo que recuperar la experiencia profunda de fe nos va hacer llevar de la manera más digna esta situación que irremediablemente tenemos que atravesar”.
De cara a la Semana Santa, aconsejó pedir al Espíritu Santo que fortalezca, renueve y fecunde la experiencia de fe en nuestros corazones “para poder decir que aún en medio de lo que no queremos nosotros seguimos caminando porque el Señor está con nosotros”.
Explicó que la única ventana que tenemos es la ventana de la fe y que todo sacrificio, miedo y todo dolor se debe entregar como una ofrenda a Dios, “esas experiencias nos van a hacer madurar como cristianos auténticos, como hombres verdaderamente fortificados”.
Indicó que actualmente hay un peligro que atenta con la espiritualidad y es tener la fe como principios mágicos “pensar que si se tiene una estampita ¡Nada nos va a pasar!, creer que lo importante es que le bendigan el agua y esa es la magia y que con eso lograremos todo ¡No señor!, no estamos para esas religiosidades superficiales, estamos en estos momentos llamados a vivir la profundidad auténtica de la fe, que significa saber que estamos acobijados en los brazos de nuestro Padre, aun cuando no lo comprendamos y no lo veamos totalmente, saber que estamos abandonados en las manos de un padre que nos ama que no nos dejará nunca y quiere lo mejor para sus hijos”.