El secretario general del Sindicato de Trabajadoras del Complejo Siderúrgico de Guayana (Sintracomsigua), Félix Yépez, no tiene salario y desde hace más de un año no puede entrar a Comsigua, una de las empresas del sector briquetero. Ni él ni el resto del comité ejecutivo pueden pisar a fábrica donde fueron electos para representar a los trabajadores.
Desde 2018 Yépez es el rostro visible de un malestar mayor para los empleados: la ausencia de condiciones de trabajo dignas y contrato colectivo. El rechazo a estos acuerdos le ha traído acusaciones de instigación al odio, imposibilidad de disfrutar del transporte de la empresa e incluso la persecución y el hostigamiento por parte de funcionarios de seguridad del Dirección de General de Contrainteligencia Militar y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).
A pesar de las trabas esto es algo ha entendido como un compromiso hacia los trabajadores. “A nadie le gusta que lo metan preso, que le quiten el salario, que no lo dejen pasar a un área donde te corresponde pasar, pero nosotros cuando asumimos esa responsabilidad la tenemos que asumir con honor”, indicó Yépez.
Luego de graduado como Técnico Superior Universitario en Mecánica en La Salle en el 1996 entra en 2004 al Complejo Siderúrgico de Guayana (Comsigua) como receptor de materiales, y en 2011 logra el título de ingeniero mecánico en la Universidad Experimental Politécnica Antonio José de Sucre.
Cinco años más tarde arranca su trabajo sindical buscando generar mayores garantías de seguridad para los trabajadores, por lo que empieza a liderar la comisión de higiene y seguridad. Las mejoras y el progreso en solventar las necesidades laborales lo llevaron en 2012 a dar charlas y formaciones de las áreas que cubría a distintos sindicatos en El Callao.
El 21 de marzo de 2017 logró ganar las elecciones en Sintracomsigua pese a la suspensión de los sufragios en la empresa desde 2009. “Eso no era el ejercicio para lo que los trabajadores nos habían elegidos… eso vulneraba los derechos fundamentales establecidos en la Ley Orgánica del Trabajo y en nuestra constitución nacional”, dijo, en referencia a la imposición de unas tablas salariales que echaban por tierra la meritocracia y una de las razones por las cuales protestaron junto a otros sindicatos.
Como consecuencia, la gerencia les desactivó la ficha para entrar a la empresa. Y aunque hubo solicitudes en la Inspectoría del Trabajo. ni Yépez ni sus compañeros han podido volver a pisar la planta briquetera.
La situación actual del sindicato le ha permitido tener una mayor fortaleza, aunque entiende y sufre las penurias que pasan los trabajadores al no contar con seguro médico, con los suficientes ingresos para acceder a ropa, estudios o alimentos. Lamenta no poder ayudar aunque entiende que hizo lo correcto por el bien de los trabajadores.
“Me irán a seguir bajando el sueldo, me irán a seguir persiguiendo, me irán a seguir calificando… pero yo no a estar de acuerdo con cosas que vayan en contra de los principios que deba tener un dirigente sindical”.