Hablar de Correo de Caroní es referirse a uno de esos íconos que nació y creció a la par de la urbe que es hoy Ciudad Guayana. Es un referente de igual significación que el Parque La Llovizna, la represa de Macagua, la Plaza La Navidad, Orinoquia Mall, las empresas básicas, el Parque Rómulo Betancourt, el Cruce de la 45, la calle Ramírez de San Félix, la esquina caliente de Unare, La Curva de Castillito, emblemas todos de nuestra urbe y que, junto a nuestro gentilicio, identifican a esta tierra de gracia.
En estos 47 años de existencia, la mayor parte de esta ya longeva edad en forma impresa y más recientemente con presencia en digital, Correo del Caroní se ha convertido para los guayaneses en un acompañante fiel a través del cual nos mantenemos actualizados e informados de manera veraz y confiable sobre el acontecer regional, nacional e internacional.
En este aniversario de Correo del Caroní, más que una felicitación por su dilatada trayectoria, bien corresponde un merecido reconocimiento por su temple y resistencia a los embates de una censura que ha dejado de pie a muy pocos medios con independencia informativa.
A todo el equipo de Correo del Caroní, ese que hace posible la emisión diaria de información, sorteando riesgos, obstáculos y carencias, mi reconocimiento, respeto y afecto por su apostólico ejercicio de un periodismo sin mordazas.
A todos ustedes les expreso mis palabras de aliento, fe y esperanza, convencido de que muy pronto vendrán tiempos mejores, que no serán restauradores, pero si de un país nuevo que emergerá con la fuerza de un pueblo que ha aprendido de sus aciertos, errores y que ha tenido como norte su innegable apego a la libertad y la democracia.
