miércoles, 11 diciembre 2024
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Aiskel Andrade: “El proceso de transformación y cambio de esta sociedad gira en torno a la mujer”

Para la abogada y politóloga todavía hacen falta estudios más rigurosos con enfoque de género y que resalten el rostro de las mujeres.
Foto cortesía CER

A propósito del aniversario de Correo del Caroní, quisimos destacar las vivencias de las mujeres dedicadas a la actividad minera en el estado Bolívar en diferentes ámbitos. Por el ejemplo que significan el desplazamiento, la movilidad forzada, tener que dejar a los hijos a cuidado de terceros, la distancia, las familias internacionalizadas, factores que “ponen a la mujer en un nivel mayor de vulnerabilidad porque adicionalmente le ha tocado hacerse cargo económicamente, a veces no en las mejores condiciones de retribución laboral”.

Hablar de la mujer en un contexto tan complejo es hablar de una serie de vulnerabilidades sobre las que Aiskel Andrade conoce por su trabajo junto con el equipo del Centro de Estudios Regionales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), extensión Guayana.

Para Andrade, una de las principales cosas que está faltando en la sociedad son estudios más rigurosos con enfoque de género.

“Creo que es una necesidad en el sentido de poder evaluar con indicadores más rigurosos, para poder mirar cuál es el nivel o el grado de vulnerabilidad que las mujeres tienen. Por eso me gustó la pregunta cuando decías cuál es la percepción que tengo, porque mucho es la percepción que uno tiene de datos cualitativos, pero cuantitativamente pues ahí como que no tendríamos todos los datos que haría falta reevaluar”, señaló.

“Yo creo que hay muchas desigualdades en las distintas ocupaciones que a la mujer le toca ejercer, porque si bien es cierto que hay unos espacios, la universidad es uno de ellos si tú miras, si tú das la vuelta a la universidad te das cuenta que hay puestos de liderazgo, de coordinación, de actividad, hay muchísimas mujeres, pero eso no es lo que ocurre en la generalidad de los casos en las otras actividades”, destaca.

– ¿Tiene la misma percepción de que a las mujeres se les exige más tanto en lo profesional como en lo personal?

– Totalmente. Si bien es cierto que nos ha tocado a la mujer venezolana en general, pero a la mujer en Guayana en particular dada la complejidad de este contexto de los altos niveles de movilidad, la ausencia de medios de vida alternativos que llevan casi que empujados a todos a la actividad minera o las medidas conexas a la actividad minera, la mujer está en el medio de todas esas actividades.

No se ha evaluado, por ejemplo, la participación de las mujeres en la actividad minera incluso con el prejuicio, en mi criterio, cuando dices que es cocinera y entonces la asocias con prostitución. Eso me parece que es un estigma porque hay mujeres mineras dedicadas a la actividad y tienen un fuerte liderazgo. Yo creo que, si bien es cierto, hay algunos periodistas de investigación que han tratado de resaltar el rostro de las mujeres mineras, hace falta mucho más trabajo, agrega.

Considera que también es necesario un trabajo de sensibilización debido a los temas culturales que asignan, en el hogar por ejemplo, tareas según el género de cada miembro familiar.

Cree también que en cierta medida eso ha ido cambiando en la percepción del hombre, y probablemente en las nuevas generaciones se vean más esos cambios relacionados con la igualdad de género.

“Sí ha habido avances, pero sigue habiendo unos enclaves culturales que ponen a la mujer siempre en desventaja, aunque se dedique a su vida profesional”.

– ¿Aiskel Andrade ha sentido prejuicios hacia ella por el hecho de ser mujer o le ha costado que su trabajo sea reconocido en el ámbito profesional?

– En la universidad no lo he sentido, afortunadamente. Yo pienso que la universidad hace lo que predica, que es el convencimiento de que hay que desarrollar los ODS y uno de ellos, por supuesto, es la igualdad. Yo nunca he sentido aquí esa desigualdad para ser justa, tampoco lo sentí cuando hace muchos años trabajaba en la Gobernación, también en una función de liderazgo y no lo sentí así.

Creo que he tenido la suerte, no es que eso sea la generalidad, pero he tenido la suerte de estar en espacios en los cuales eso no ocurre. En la universidad, de verdad, hay una coherencia absoluta entre la prédica de que hay igualdad de género y la no discriminación.

– ¿Qué puede incidir en ese caso, es un tema de educación?

– Creo que es por el tipo de organización. Yo creo que a las mujeres se les hace más difícil llegar a puestos de dirección, pero en el caso de la universidad (UCAB) no solo tiene que ver con un centro de educación, sino convencimiento y unos valores que obviamente creo que la compañía (de Jesús) tiene en este caso sobre el papel de la mujer en los procesos de transformación y de cambio.

Al final, en la búsqueda de los propósitos es lo que yo he sentido en el tiempo que tengo dirigiendo el Centro de Estudios Regionales. Por lo tanto, en mi relación con las autoridades de la universidad no he sentido para nada que ser mujer ha influido, al revés simplemente hay una exigencia laboral que no depende de tu condición de género.

– ¿En los estudios que han venido haciendo en el CER, han podido diferenciar cómo es la percepción entre los diferentes géneros a los que abordan?

– Sí, esa es justamente una de las innovaciones que tiene esta segunda encuesta, porque nos dimos cuenta en las bases de datos de algunas diferencias en relación con el tema del género. Por lo tanto, también el convencimiento de que es necesario profundizar en esa valoración y en esa comprensión (…) Sí hay una valoración distinta de las mujeres en municipios mineros (…) los niveles de pérdida de bienestar que tiene el Estado no han sido superados, o sea, los resultados ya los veremos pero no hay ninguna mejoría notable, en todo caso un estancamiento en algunas cifras de pérdida de bienestar, de no recuperación del bienestar.

Lo que sí uno empieza a observar es que, en sociedades como estas, con esos altísimos niveles de pérdida de bienestar, probablemente empiezan a desaparecer las diferencias de género en relación con la valoración que hace del bienestar. Sin embargo, nos interesa conocer la voz de las mujeres, saber qué es qué y cómo están viviendo las mujeres todo este proceso porque creo que es vital, entre otras cosas, porque –y este no es un comentario sexista-, pero creo profundamente que con lo que uno puede percibir es que el proceso de transformación y cambio de esta sociedad gira en torno a la mujer.

Andrade sostiene que la mujer ha asumido un rol de liderazgo importante para la conducción de la vida de las familias. En ese sentido, ante la ausencia del Estado como institución que puede organizar y regular algunos espacios vitales, a la mujer le ha tocado articular esos espacios, incluso hasta la decisión máxima de dejar a sus hijos para ir a otro lugar para poder darle mejores condiciones de vida.

Sobre avanzar y romper barreras, Andrade afirma que la sociedad y las organizaciones lo han venido haciendo. Sin embargo considera que el esfuerzo hay que seguirlo haciendo en las escuelas y en medios de comunicación.

“Hay que seguir insistiendo en el respeto, hay que seguir insistiendo en la no violencia, incluso en el trato. En seguir informando a las mujeres porque a veces uno siente que hay sectores en los cuales, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con violencia psicológica puede ser bien comprendido, pero creo que los espacios comunicacionales tienen que seguir insistiendo. Todo lo que se haga en pro de tratar de superar la violencia estructural que afecta fundamentalmente a las mujeres”, recomienda.

A su juicio, insistir en educar sobre el tema puede llevar a erradicar cualquier forma de violencia contra las mujeres, la familia y el femicidio como expresión última de este flagelo.