jueves, 18 abril 2024
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Cerveza artesanal con sello guayanés, cultivando la tradición por el sabor local  

En el Día Internacional de la Cerveza hacemos un recorrido por su historia, los niveles de consumo mundial y las caras detrás de dos marcas regionales de estas bebidas artesanales.

@joelnixb

Desde 2007 cada primer viernes de agosto se celebra el Día Internacional de la Cerveza. La idea surgió en la Asociación de Cerveceros de California y el objetivo es incentivar el compartir entre amigos, el disfrute de esta bebida, festejar a las personas que las preparan y unir a distintos países en una misma celebración.

Breve historia de la cerveza

La cerveza es una bebida milenaria que no se sabe con exactitud cuándo ni dónde empezaron a elaborarla. Los primeros registros de este espumoso líquido, hecho principalmente de agua y cereales, datan de hace 4.000 años antes de Cristo, cuando los sumerios la calificaban como “bebida fuerte” a un brebaje hecho de cebada.

Según el portal español Cerveza Artesana, el primer recetario cervecero también era sumerio, y se conoció como las recetas de Grisú, eran “unos breves textos contables de la época previa al reinado del mesopotámico Sargón (2334 – 2279 a.C.), recogen los ingredientes que se entregaban a los artesanos para que procedieran a la elaboración de cerveza, así como también las proporciones adecuadas y los pasos del proceso, teniendo en cuenta hasta la temperatura de fermentación”, reseña el artículo.

Posteriormente, en el código de Hammurabi, el compilado de leyes más antiguo que data de 1760 a.C. escrito por el sexto rey de Babilonia homónimo, se dictan algunas normas para el consumo y elaboración y distribución de ingredientes de un “vino de dátiles con sésamo”, preparado con malta de cebada.

La receta fue evolucionando y a cada región que llegó se le agregaron distintos ingredientes y aromatizantes como hierbas aromáticas y frutos. En el siglo XV se le añade el lúpulo -una planta nativa de Europa, Asia occidental y Norteamérica- como conservante natural a las cervezas artesanales, ingrediente que hasta ahora es indispensable para su elaboración ya que también aporta aroma y un sabor amargo

 

Seguida de las bebidas destiladas, esta es el segundo líquido alcohólico más consumido en el mundo, según la herramienta de visualización de datos web ChartsBin. De acuerdo con el informe de 2018 de la Universidad Kirin Beer, que detalla el consumo de la bebida en 170 países, China es el consumidor más grande de cerveza en el mundo por 16 años seguidos, mientras que el mayor exportador cervecero a nivel mundial es México.

En Ciudad Guayana no hay cultura arraigada por las cervezas artesanales, todavía predomina el consumo por las industriales. Sin embargo en 2013 Luis Villegas, un contador y chef, motivado por las bebidas que probó en un viaje a Europa, emprendió la elaboración de las primeras cervezas guayanesas y en la actualidad ya ha elaborado más de 40 variedades de bebidas artesanales.

“Cuando regresé del viaje llegué con la idea de hacerlas para mi consumo, leí mucho, me puse en contacto con maestros cerveceros en Caracas, luego hice cursos avanzados con maestros de afuera y terminé creando Amäy. Mucha de mi formación también ha sido autodidacta”, comentó.

Amäy en lengua pemón significa madre, Villegas explicó que al crear la marca quería un nombre que identificara la forma original de hacer cervezas y que a la vez tuviese identidad local. “Nuestra finalidad es crear productos cerveceros que sean identidad de nuestra región, para que cuando un familiar llegue  y lo quieran llevar a La Llovizna, también el guayanés se sienta identificado en mostrarle la cerveza de su ciudad”, dijo.

Por ello Orinoco, Caroní, La Llovizna y Jaspe son algunos de los nombres de las bebidas y además estar preparado con los ingredientes tradicionales de la cerveza -cebada malteada, lúpulo, levadura y agua-, se incluyen sabores locales como la sarrapia, el jobito y agua tratada del río Caroní. “La Orinoco es una cerveza marrón, Jaspe es rojiza, la Jobito y la Sarrapia son saborizadas con esos ingredientes”.

Cerveza local con nombre alemán

Orinoco, Caroní, La Llovizna y Jaspe son algunos nombres de las cervezas artesanales creadas por el guayanés Luis Villegas | Fotos William Urdaneta

Para 2014 el ingeniero José Manuel Salazar también hizo un viaje fuera del país y trajo la iniciativa de hacer en la ciudad cervezas artesanales. “En algunos sitios que visité habían cervezas costosas y había una cerveza más económica y ellos decían que era de la casa y esa era la que bebía porque me alcanzaba el dinero y realmente era buena”, comentó.

Cuando regresó al país, ese mismo año, había escasez de cerveza y solo se conseguía light, por lo que él y su hermano tomaron cursos en Caracas y comenzar a  hacer cervezas en casa. En 2016 abrieron la Cervecería Eisen, el primer bar venezolano con venta de cerveza artesanal propia y con fábrica incluida, ubicado en un galpón en la zona industrial Los Pinos de Puerto Ordaz. Lograron hacer hasta 23 tipos distintos de cerveza.

Los dos maestros cerveceros regionales unieron fuerzas para crear un proyecto en conjunto

“La experiencia fue muy buena, a la gente le gusta ir, pudimos hacer mucha variedad de cerveza y se la ofrecíamos a las personas para probarlas y teníamos un feedback inmediato: sabíamos si les gustaban o no y qué podíamos mejorar. Mucha gente simpatizó con nosotros al ver la fábrica y ver que éramos unos jóvenes trabajando”, manifestó.

Eisen es hierro en alemán. Cuando estaban buscando nombres para la marca querían uno regional “pero nos gustaba que también fuese una palabra en alemán porque ellos tienen una cultura por la cerveza desde hace muchos años y queda perfecto porque Ciudad Guayana es conocida como la ciudad del hierro”, explicó. Patada de burro, Rubia extra especial, Guayana e Ipa son los nombres de algunas cervezas locales.

A finales de 2018 cerraron las puertas de la cervecería en busca de un nuevo local más cercano y céntrico ya que este era muy lejano. Es así como este año Salazar y Villegas se asociaron para crear Altavista Beer Company, un restaurante con una fábrica de cerveza artesanal en Alta Vista, Puerto Ordaz.

Agua, cebada malteada, levadura y lúpulo son los principales ingredientes de las cervezas artesanales

Por la cuarentena producto de la COVID-19 no se ha inaugurado el local, solo venden comida artesanal con delivery, lo que ha supuesto un desafío adicional en medio de un panorama de fuerte recesión económica. “Las recetas son hechas por nosotros mismos y son intervenidas con cerveza artesanal, tanto el pan, como las masas de pizza y las salsas, dándole un sabor y textura diferente”, explicó Villegas.

Para Salazar la importancia de los productos artesanales es que “demuestran cómo verdaderamente deberían ser, cómo debió ser el sabor originario y se convierte en una experiencia agradable, en comparación con los industrializados que son más fáciles de comprar, cubren las necesidades, pero muchas veces no muestran el sabor real”, finalizó.

¿Qué es una microcervecería?

Pese a la mega industrialización de la cerveza en el siglo XX, se apuesta cada vez más por volver al sabor tradicional e incentivar la fabricación y venta de las cervezas artesanales. En Reino Unido durante la década de los años 70 se empezaron a crear las microcervecerías, pequeñas fábricas que se dedicaban a elaborar de forma tradicional estas bebidas logrando con el tiempo que esta forma de producción se expandiera por varios países. Para 2015 el mercado de la cerveza artesanal se valoró en 85 mil millones de dólares y un reporte de la firma Grand View Research estima que para 2025 tendrá un valor de 502.9 millones de dólares.

La producción de la cerveza artesanal a nivel mundial, en su mayoría, se rige por la Ley de Pureza Alemana, decretada el 23 de abril de 1516 por Guillermo IV de Baviera, la cual establece que la bebida debe ser elaborada a partir de tres ingredientes: agua, cebada malteada y lúpulo.

Además, la asociación estadounidense de cerveceros, Brewers Association, establece que para catalogarse como microcervecerías la producción debe ser menor a siete millones de barriles al año, debe ser dirigida con independencia y no ser financiada por trasnacionales.