Londres.- La rumana Simona Halep se proclamó este sábado campeona de Wimbledon por primera vez en su carrera, derrotando cómoda e inesperadamente a la legendaria Serena Williams, que tendrá que seguir esperando para alcanzar el récord de 24 títulos de Grand Slam.
A sus 37 años, Williams -que ha ganado 3 veces Roland Garros, 6 el US Open, 7 el Abierto de Australia y otras 7 Wimbledon- buscaba poner la guinda a su palmarés igualando el récord absoluto de 24 títulos de Grand Slam alcanzado por la tenista australiana Margaret Court a principios de los años 1970.
Ya se le había escapado el año pasado, cuando de regreso a las pistas tras tener a su hija Alexis Olympia llegó hasta la final de Wimbledon, donde cayó ante la alemana Angelique Kerber.
Después fue también derrotada en la final del US Open por la japonesa Naomi Osaka. Surgieron entonces problemas en una rodilla que le impidieron jugar buena parte de esta temporada y por último sufrió una frustrante eliminación el mes pasado en Roland Garros.
Pero al llegar a Londres, Williams dijo que empezaba a sentirse cada vez más en forma, decidida a realizar una proeza que, tras chocar con el sorprendente juego de la rumana, tendrá que seguir esperando.
Esta era la primera final para Halep, séptima cabeza de serie, sobre la hierba del All England Club londinense y el público de la pista central estaba mayoritariamente a favor de la estadounidense, siete veces campeona del gran torneo inglés.
Pero la rumana, de 27 años, que al principio de esta temporada aún era número uno, no se dejó impresionar.
Le rompió el servicio a Williams nada más empezar el partido, marcó expeditivamente el segundo punto y volvió a quebrar a la estadounidense en el tercer juego restando y defendiendo como una leona.
– Halep, imparable –
Mucho más agresiva, más rápida, más precisa, más peligrosa con su saque y con su resto, nada podía parar a la superenergética rumana. A Williams no le daban las piernas para llegar a las bolas cortas ni reaccionar ante la apertura de ángulos, y en los golpes profundos se le escapaba la línea de fondo.
En 26 minutos, Halep se había apuntado el primer set. Y aunque la estadounidense intentó darse ánimos en el principio del segundo rugiendo un «come on» (¡vamos!) no logró encontrar soluciones.
Una rotura del servicio de Williams, cuyas bolas chocaban tozudamente contra la red, en el quinto juego y otra poco después sentenciaron el partido y el torneo mientras su hermana Venus -derrotada en primera ronda por la quinceañera estadounidense Cori Gauff- miraba desde las gradas.
Halep «realmente ha jugado fuera de sí», exclamó Serena al terminar el partido.
«Cuando una tenista juega con esa locura simplemente te tienes que sacar el sombrero y hacerle una reverencia», agregó la estadounidense.
«Ha sido mi mejor partido», reconoció la rumana visiblemente emocionada, afirmando que había «trabajado mucho para llegar a este momento».
Pese a que parecía soportar perfectamente la presión, «tenía nervios, mi estómago no estaba muy bien antes del partido, pero sabía que no había tiempo» que perder. «Salí e hice lo mejor que pude», afirmó.
Halep, que hasta ahora había registrado sus buenos resultados principalmente sobre tierra batida, explicó haber trabajado muy duro para modificar su juego y lograr victorias sobre la hierba inglesa, el sueño de su madre desde que ella tenía diez años.
Y cautivó al público londinense asegurando que una de sus motivaciones para querer coronarse campeona de Wimbledon era tener «una membresía de por vida» en el legendario club inglés.
Desde el palco de honor, dos miembros de la familia real británica siguieron atentamente el partido: la exactriz estadounidense Meghan Markle, duquesa de Sussex desde su boda con el príncipe Enrique, es amiga desde hace tiempo de Serena Williams, mientras que Catalina, la esposa del príncipe Guillermo, tiene predilección por Halep.