Le Creusot.- Emocionado y a lágrima viva, el esloveno Matej Mohoric (Bahrain Victorious) entró en el club de vencedores de las tres grandes al adjudicarse en solitario la séptima etapa disputada del Tour de Francia, disputada entre Vierzon y Le Creusot sobre 249 kilómetros, la más larga en los últimos 21 años, en la que reforzó el liderato el neerlandés Mathieu Van der Poel y quedó eliminado de la general el esloveno Primoz Roglic.
Mohoric, de 26 años, el mismo corredor que salvó la vida de milagro en el Giro de Italia tras sufrir una espectacular caída en un descenso, se lució en la etapa maratón del Tour entrando en solitario, llorando, como el más fuerte de la numerosa escapada que marcó la jornada.
Si el campeón de Eslovenia dio la de cal, su compatriota Primoz Roglic dio la de arena, ya que el doble ganador de la Vuelta a España perdió 4 minutos y las opciones en la general. Sin embargo Van der Poel parece dispuesto a defender el maillot amarillo a capa y espada.
Van der Poel sorprendió metiéndose en la fuga, como su enemigo del ciclocrós Wout Van Aert, ahora líder del Jumbo Visma. Ambos entraron en meta a 1.40 de Mohoric, nada menos que 3:35 minutos antes que Pogacar, Alaphilippe, Urán, Carapaz y Enric Mas, entre otros favoritos.
Jornada traicionara que reforzó en el centro de escaparate a Van der Poel, ambicioso ante la entrada en los Alpes. El líder del Alpecin llega a la montaña con 30 segundos sobre Van Aert y 1.49 minutos sobre el danés Kasper Asgreen.
Pogacar pasó del segundo al quinto lugar, a 3.43, pero el defensor del titulo mantuvo a raya a sus enemigos reales. Aventaja en 1.21 a Urán, en 1.35 a Carapaz, en 1.49 a Enric Mas y en 5.28 a Roglic, hundido en la penúltima cota, afectado por la caída de la tercera jornada.
El maillot amarillo en fuga
La fuga de 29 corredores fue de lujo. Entre ellos el maillot amarillo Van der Poel, el verde Mark Cavendish, un ganador del Tour, Vincenzo Nibali, otro de la Vuelta, Simon Yates, los españoles García Cortina y Erviti del Movistar, Philippe Gilbert y Wout Van Aert. En total se colaron en la aventura 10 vencedores de etapa en la «grande boucle».
La presencia del líder en la fuga es un hecho que no se producía desde 2018, con Van Avermaet. Pero Van der Poel quiso aplazar la pérdida de su tesoro dorado 24 horas, con la entrada del Tour en los primeros puertos alpinos.
En los primeros 100 kms de llanura la diferencia con el pelotón llegó a los 7 minutos, pero enseguida la expedición empezó a perder unidades en el sector de las cotas. Empezaba la miniclásica hasta meta. El pelotón dio licencia de lejos a los protagonistas de la gran evasión. La victoria estaba delante.
La película cambió la escena en la subida a la primera de las 5 cotas del día. En Château Chinon se rompió el orden con la embestida de Van Moer y el campeón de Eslovenia Mohoric, a los que se unieron Stuyven y Campenaerts. Van der Poel y el resto de clasicómanos perseguían a más de 1 minuto.
Mohoric en solitario, Roglic eliminado
Sin Campenaerts delante se subió el inédito Signal D’Uchon (2a). Un ascenso de casi 6 kms con una rampa del 18 por ciento de las que cortan el aliento.
Penúltima dificultad con el desenlace en modo clásica. Alli coronó en solitario Mohoric, quien sacó fuerzas suficientes para coronar después la Cota de la Gourloye y presentarse en meta con tiempo para derramar emotivas lágrimas.
Mientras en la persecución Van der Poel y Van Aert se marcaban de cerca, en el grupo principal ya no estaba Roglic, quien claudicó en el penúltimo puerto, lejos de su mejor forma. Como nadie se movía lo intentó Carapaz subiendo Gourloye. El ecuatoriano abrió hueco, pero Pogacar, Mas y compañía tomaron cartas en el asunto para alcanzar al líder del Ineos en la recta de meta.
Se animó el maratón en los últimos kilómetros. Un héroe por delante, superviviente del Giro. «Me salvó la vida el casco», dijo tras despertarse de la conmoción cerebral que sufrió. Partió la bicicleta en dos.
Cayó de cabeza y se pensó en lo peor. Una especie de milagro que puede contar el considerado precursor de la posición «bichobola», prohibida por la UCI por peligrosa, que consiste en sentarse en el cuadro de la bicicleta y volcar el cuerpo en el manillar.
El Tour entra este sábado en los Alpes con la octava etapa entre Oyonnax y Le Grand-Bornand, recorrido corto, de 150.8 kms, pero con puertos exigentes en el último tercio del recorrido.
La Cota de Saxonnex (1a), el Col de Romme (1a) y La Colombière (1a), con la cima a 14 kms de meta ofrecen un escenario propicio para la batalla entre los favoritos.