lunes, 2 diciembre 2024
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Mineros de Guayana, un “grande” que perdió grandeza

Los negriazules sufren quizás la peor crisis institucional de su historia, y de no existir cambios significativos en el camino dirigencial el equipo, patrimonio de Guayana, lamentablemente se irá a pique.

Mineros de Guayana, con una historia viva de más de tres décadas, vive sus momentos más delicados desde su nacimiento. El “negriazul”, considerado patrimonio de los guayaneses, ha sufrido a lo largo de su camino crisis de diversas dimensiones, pero una como la que está padeciendo, nunca antes la había sufrido en lo netamente dirigencial.

Mineros, uno de los pocos equipos nacionales que nunca ha descendido a la Segunda División, ha pasado por trances deportivos que en su momento lo situaron bien cerca de la llamada categoría del “plata”, pero siempre pudo salvar esos obstáculos.

Pero este obstáculo que se le presenta en la actualidad es sumamente delicado, ya que el mismo pasa estrictamente por la situación de su junta directiva, junta que prácticamente no existe y la esperada llegada de “nuevos” inversores y de nuevos integrantes al seno directivo, prácticamente dejan al equipo a la deriva, con un panorama en el presente inmediato y en un futuro cercano, nada halagador.

Dejó de ser “grande”

Mineros, en su camino deportivo, vivió muchos cambios de directiva, con altas y bajas, pasando por empresarios de la zona, grupos comunicacionales, presencia de entes municipales y gubernamentales, conexión directa con el actual gobierno y de una u otra manera pudo mantener a flote el barco.

La pandemia y la desconexión con la Gobernación del estado Bolívar, conformaron un coctel que más bien parece una “bomba de tiempo”.

Hoy Mineros prácticamente no tiene directiva activa, es posible que en el papel sí aparezcan algunos nombres, pero en el día a día no hay tal regencia dirigencial, tan sólo la presencia de su presidente actual, el general Julio Fuentes Manzulli, quien es la cabeza visible, al cual pareciera que lo han dejado solo y en el olvido, e indudablemente carga con todo el peso de una presión que no le perdona absolutamente nada, con o sin razón.

Por muchas temporadas Mineros, con una política no compartida, pero aceptable, condujo el destino del club basado en las grandes contrataciones de todo tipo, tanto en directores técnicos, así como jugadores con gran presencia, en especial con la “vinotinto”, agrandando una leyenda que ganó su espacio a base de la inversión, otorgándole un prestigio tanto nacional como internacional.

Pero esos tiempos quedaron atrás y hoy la incertidumbre y las dudas ensombrecen el futuro inmediato de los negriazules.

Camino espinoso

Deudas, demandas y la ausencia de patrocinantes para mantener una economía sustentable, adornan este jardín que cuenta con más espinas que flores.
Lo ocurrido en el primer partido del equipo ante el Monagas es una imagen que pudiera repetirse en muchas ocasiones en la joven y naciente temporada.

El conjunto guayanés al no contar con los recursos necesarios para poder cumplir con una verdadera logística de un equipo en alta competencia, fue a la ciudad de Maturín y jugó, regresándose ese mismo día sin cumplir con el más mínimo concepto de recuperación física tras un partido.

Será de vital importancia que en los próximos días Mineros defina el norte en torno a su directiva, de lo contrario, el barco pudiera irse a pique mucho antes de lo esperado.

Sin poder regresar a ser “grande”

Para volver a ser “grande”, Mineros deberá iniciar una verdadera etapa de reconstrucción, que no implica simplemente jugar con juveniles de manera obligada, sino con una verdadera política programada, la cual es completamente distinta a la actual.

Hemos creado una especie de categoría, tras llevarse a cabo la primera fecha del rentado nacional y, a nuestro criterio, en la actualidad Mineros de Guayana estará en el grupo de los llamados “animadores”.

Sólo el tiempo determinará la suerte de los negriazules y si ciertamente seguirán siendo un patrimonio de la región o pasarán a formar parte de la historia. Esperaremos.