Marrakech.- La alegría llegó al final. En los penaltis, las caras serias de los marroquíes reunidos en la famosa plaza de Jamaa el Fna de Marrakech se transformaron para dar lugar a las lágrimas, los gritos y los saltos incontrolables. Su país había pasado, por primera vez en la historia, a cuartos de un Mundial.
Porque historia es la palabra más repetida este martes entre los marroquíes e «H-I-S-T-Ó-R-I-C-O» el titular que uno de sus medios, Le360, ha elegido para poner nombre a un partido que ha despertado el orgullo nacional.
Pero la victoria se hizo esperar. En Marrakech, se hizo de rogar ante una pantalla gigante donde centenares de magrebíes compartían espacio con algunos extranjeros, entre ellos unos cuantos españoles que aprovechaban una semana con dos festivos para conocer la ciudad ocre.
Como Paula, madre de Jesús, y Fátima, la mujer de éste último, que es marroquí nacionalizada española. «Estoy muy triste, no me lo esperaba la verdad. Estoy contento por ella (su mujer), pro ya está, en fin», dice Jesús.
Vestido con una camiseta de la selección marroquí, explica que se la había comprado para «ir de infiltrado», entre risas de su mujer Fátima, que está muy contenta por Marruecos porque «ha jugado muy bien y se lo merece», pero le da «muchísima pena» por España.
Los marroquíes, afirma ella, «no se lo creen» y ella no se lo esperaba, como muchos de los que este martes compartían nervios en la plaza, dando la espalda a los puestos de comida para ver el partido en la pantalla mientras atardecía. Para Ahmed, que regenta una tienda en Marrakech, los dos equipos han jugado muy bien y ha sido cuestión de suerte. «España no ha tenido suerte y Marruecos sí».
Para Mustafá, que trabaja en uno de los puestos de carne de la plaza, no se trata solo de una victoria de Marruecos, sino del mundo árabe y de África. Para celebrarlo, piensa no parar de cantar y bailar en toda la noche. «Hoy no duermo, mañana no trabajo», sentencia.
Las celebraciones se extienden este martes a todas las ciudades de Marruecos y en Rabat, su capital, la arteria Mohamed V se ha teñido de rojo y verde con marroquíes de todas las edades con banderas y trompetas.
Allí está Aisha que, dice, está «muy contenta por esta victoria, esta explosión». Esta rabatí de 60 años es «optimista» porque los marroquíes, dice, no esperaban el resultado, lo que demuestra que el seleccionador, Walid Regragui, convertido en héroe nacional, «sabe hacer una estrategia eficaz y ha elegido bien a los jugadores».
A su lado, Rita, de 51, coincide con Aisha, porque su equipo, dice, «ha luchado bien». «Llegará lejos», vaticina.