París.- Los aplausos de la Philippe Chatrier no lograron mitigar su enorme decepción. El argentino Diego Schwartzman, número 10 del mundo, lamentó la manera en la que fue eliminado a manos de Rafa Nadal, al que arrinconó en momentos del partido: «Cada vez que llegué lejos en Roland Garros siempre perdí con Rafa».
Cuartos de final en 2018, semifinales en 2020 y cuartos de final en 2021. Un mismo verdugo. Esta última vez, sin embargo, el tenista de 1,70 metros arrinconó a Nadal, en un partido que en algunas fases recordó al de 2018, cuando también robó una manga al español, un auténtico acontecimiento.
«El Peque» claudicó por 6-3, 4-6, 6-4 y 6-0 en 2 horas y 45 minutos. En ese segundo set hizo morder el polvo al 13 veces campeón de Roland Garros, pero a partir del final la tercera manga el tono cambió y el español sacó el rodillo.
«En el cuarto, se fue al baño y tras el parón me costó volver. Luego fue una trompa, no pude hacer nada. Me hizo más de 10 golpes ganadores en el cuarto set», rememoró.
«Una pena acabar así el cuarto set -agregó-, por cómo había jugado todo el resto. Me dolió un poco; espero que en el futuro pueda estar al otro lado del cuadro, porque cuando gano partidos en polvo me vuelvo muy fuerte, sé que los otros no quieren jugar contra mí a cinco», analizó.
La amargura de Schwartzman es profunda. Debido a sus características físicas y técnicas, la tierra batida es claramente su superficie ideal. En la que puede desarrollar todo su tenis agresivo, de intercambios largos, en los que tiene más opciones de restar con eficacia. Nadal le corta siempre las alas.
«De las 12 veces que jugamos, 6 o 7 veces, incluso la que le gané (en 2020 en Roma), fueron muy parejos. Pero él termina ganando. Estar cerca o no es igualmente una derrota. Mejor hacerlo bien contra alguien como Rafa, pero no encuentro la forma de escaparse, de ganarlo. Eso duele», dijo.
El camino en este Roland Garros fue impecable hasta que se encontró al español. Cuatro victorias sin ceder un parcial. Primero fue el taiwanés Lu Yen-Hsun (680 del mundo que entró con ráking protegido); en segunda ronda, el esloveno Aljaz Bedene (n.56), en tercera, el alemán Kohlschreiber (n.132); y en octavos el también teutón Jan-Lennard Struff (n.42).
«Hace 10 días tenía el objetivo de ganar un partido, no me imaginaba los cuartos sin perder un set. Necesitaba un torneo así, jugar bien, sentirme bien, encadenar partidos en un torneo. Va a servir para el futuro», concluyó.
Schwartzman era el último representante argentino de los cuadros individuales en Roland Garros. Nadia Podoroska, que hace pareja con la rumana Irina-Camelia Begu en los dobles femeninos, es ahora la última superviviente albiceleste.
La semifinalista individual del año pasado no pasó en esta edición de la primera ronda, pero en el doble está siendo una de las sensaciones.
Ganaron a la pareja formada por la croata Petra Martic y la británica Shelby Rogers, 6-3, 4-6 y 6-2 y ahora se medirán por un puesto en la final contra la polaca Iga Swiatek, ganadora el año pasado del torneo individual y eliminada este año, y la estadounidense Bethanie Mattek-Sands.
En todo caso, Schwartzman, a sus 28 años, se ha afianzado en la historia del tenis argentino.
Ha igualado las marcas en Roland Garros de Guillermo Cañas y Del Potro, con tres presencias en cuartos, todavía lejos las 9 de Guillermo Vilas.
Y supera a Guillermo Coria al alcanzar unos cuartos por quinta vez en un grande. Vilas, con 19, Del Potro, con 13, y David Nalbandian, con 10, están aún por delante.