La llegada de Hugo Chávez a la Presidencia de la República le abrió un espacio al deporte aficionado al país, ya que en sus primeros años existió una verdadera política de desarrollo, tanto para los atletas de alta competencia, como para el llamado deporte comunal.
Los primeros años de mandato del Comandante sirvieron para crear a la llamada Generación Dorada, que agigantó la presencia de los vinotintos en muchas competencias internacionales. Competencias en las que, por ejemplo, Venezuela sumó su segunda medalla olímpica, de las manos de nadie menos que del guayanés Rubén Limardo en la cita de Londres 2012.
En cuanto a otros grandes eventos, la Copa América de Fútbol, en el 2007 fue sin lugar a dudas el acontecimiento deportivo de mayor envergadura durante su mandato; pero a la par fueron gestándose, cuando no revelando, múltiples casos de corrupción en dependencias deportivas estatales, que derivaron en una seguidilla de movimientos desde Miraflores a instituciones como el Ministerio del Deporte.
La misma Copa América, pese a su éxito deportivo, no escapó de una serie de escándalos, como los sobreprecios de construcción y remodelación de estadios, que nunca fueron investigados, así como los derechos de la promoción del evento.
Otras turbiedades salpicaron este deporte durante el gobierno de Hugo Chávez. Irregularidades que van desde la ausencia de auditorías estatales a los equipos, señalados constantemente de lavado de dinero, el mercado de fichajes, y hasta falta de acceso a información pública, como la compra del equipo Mineros de Guayana a la Gobernación del estado Bolívar en una transacción y condiciones hasta ahora ocultas a la luz pública.
En el caso del expresidente de la Federación Venezolana de Fútbol, (FVF) Rafael Esquivel, no tuvo mucho que ver en la construcción de los estadios para eventos, ya que su delito -por el cual está cumpliendo sentencia domiciliaria- fue el llamado Fifa-Gate por los derechos televisivos en los mundiales de fútbol.
Muchos dólares, mucho patrocinio
La ingente bonanza petrolera -con precios que sobrepasaron el centenar de dólares el barril- le permitió al país granjearse una presencia en deportes inusitados en el país, como la Fórmula Uno con el maracayero Pastor Maldonado; y otra gran cantidad de pilotos en otras competencias mundiales, como Ernesto José Viso y Rodolfo Speedy González, ambos con participaciones en las fórmulas GP2 e Indy Car.
Pero incluso en el deporte a motor, los escándalos de corrupción no dejarían de hacer ignición tiempo después, sin que hasta ahora haya habido investigaciones ni sanciones a los responsables. Apenas remociones de cargo. De igual forma, con la caída de los precios del crudo, los pilotos venezolanos fueron desapareciendo progresivamente de los circuitos internacionales.
Si a esto se suma las denuncias de la ciclista olímpica Daniela Larreal en 2016, en las que asegura que el Gobierno nacional usa el deporte como fachada para lavar dinero, sacar divisas del país y hasta para el narcotráfico, se tiene una gestión deportiva que tuvo más reflectores por vergüenzas que por triunfos en la primera veintena de la quinta república.
Apoyo a las comunidades
El deporte comunitario sintió la presencia de los gobiernos regionales y municipales con la construcción de las llamadas canchas múltiples y organización de eventos deportivos, cuya meta era la promoción de tales disciplinas, así como el reconocimiento de sus protagonistas en la comunidad. Pero la falta de planes deportivos corriente abajo, los presupuestos esporádicos y la ausencia de otros aspectos medulares, como la seguridad ciudadana, entre otros factores, han venido apagando las manifestaciones más elementales del deporte nacional.
Hoy 20 años de la llegada de Hugo Chávez a la presidencia del país, debemos de apuntar que en una primera y gran etapa, el deporte vivió grandes momentos de crecimiento y apoyo gubernamental, hoy no lo es tanto.