Madrid.- Intrigas, dimisiones, juegos de poder… Los bastidores del tenis masculino atraviesan una zona de turbulencias desde hace varios meses, una crisis en la que el número 1 mundial Novak Djokovic juega un rol principal.
Como si de un episodio de Juegos de Tronos se tratara, los entresijos de la ATP albergan varias tramas de conspiración y casi todas pasan por Djokovic. El número 1 mundial y presidente del consejo de jugadores trabaja desde hace tiempo para intentar reformar el tenis masculino y su estructura de gobierno.
«Djokovic tiene una personalidad muy fuerte, siempre ha tenido una visión general del juego, de lo que él haría en el circuito. No se esconde», describe el director de un torneo.
El proyecto del serbio, que de hecho lo había presentado en Mónaco hace algunos años, da más poder a los jugadores, aboga por una redistribución del dinero y limita el poder de los torneos, especialmente de los Masters 1000.
Y para esto Djokovic trabaja, a veces con formas bruscas. ¿Su última víctima? El actual presidente de la ATP, el británico Chris Kermode, que deberá dejar su puesto a finales de año tras una votación de la ‘Board’ de la ATP a principios de marzo, en la que los tres representantes de los jugadores le bloquearon.
En esta maniobra muchos vieron el sello de Djokovic, que no forma parte de la ‘Board’.
«Obtuvo lo que quería, no se entendía bien con Chris, los dos ya no eran capaces de comprometerse», explicó el director del torneo.
Sospechoso de haber tomado posición por los torneos, en detrimento de los jugadores, Kermode sin embargo ha participado en el aumento de los premios para los tenistas desde 2014, pero no sobrevivió a la ambición del número 1.
‘Mejor no meterse en su camino’
«Esto demuestra que es mejor no meterse en su camino», añade esta misma fuente, seducida por el plan del serbio, pero no por sus formas.
El anuncio de la salida de Kermode llegó en Indian Wells y sorprendió a muchos. Lo que había pasado no gustó a Roger Federer ni a Rafael Nadal, que no escondieron su malestar.
«Para ser claros, Federer, Nadal y Murray se respetan, pero con Djokovic es otra cosa», señala un conocedor del circuito.
Recientemente a Djokovic le falló una pieza de su plan: la salida de uno de sus aliados en el seno de la ‘Board’, el exjugador estadounidense Justin Gimelstob.
Condenado a finales de abril por un tribunal de Los Ángeles por haber pegado una paliza a un antiguo amigo durante la fiesta de Halloween, su posición quedó muy comprometida, aunque intentó mantenerla, lo que sorprendió a muchos jugadores, entre otros a Andy Murray.
Stanislas Wawrinka, otro peso pesado, también se refirió hace unos días a la polémica, en una carta abierta al diario The Times: «El problema no viene de la estructura, sino de la miral de la gente que la compone. No hay lugar en nuestro deporte para aquellos que se comportan como Justin».
Su ilustre compatriota Federer volvió a referirse al caso el domingo en Madrid, abriendo la puerta a un regreso de Kermode a la ‘Board’ tras la salida de Gimelstob.
Mientras, Djokovic dijo el lunes en la capital española que «habrá candidatos de calidad venios del mundo del tenis, de otros deportes, pero también de fuera»