Los cuarenta años de vida e historia pueden pasar al pasado y es que tras sus continuos desaciertos dirigenciales, unido a sus fracasos deportivos se unieron para provocar una verdadera hecatombe en el seno del deporte profesional del estado Bolívar y de muchos otras regiones en el país.
Hace más de cuatro décadas Mineros de Guayana fue creado y fundado para sembrar un sentido de pertenencia en una región, que para la época, estaba marcada por una zona laboral, sin muy poco esparcimiento para sus habitantes. Este fue en el fondo la real necesidad por el cual fue creado el equipo negriazul.
No es menos cierto, que en varias oportunidades, Mineros estuvo rozando el descenso deportivo a la segunda división, pero por múltiples situaciones, siempre se zafó. Pero nunca, en su historia de cuatro décadas había vivido tal deterioro institucional, que en el fondo fue el detonante para la suerte que hoy vive el cuadro guayanés.
Años de gloria, de pasión, de colores que identificaron a la ciudad y al estado, donde incluso fue declarado un patrimonio regional para evitar su traslado a otra entidad y que por muchos años se mantuvo como uno de los muy pocos equipos que nunca había perdido la categoría, pero siempre habrá una primera vez.
De niño rico a niño pobre
En tiempos de inquisición, siempre había un solo culpable y aquí no podía ser la excepción, donde todas las municiones tienen un solo blanco.
Pero como un enfermo terminal, Mineros de Guayana tuvo un inicio que dio paso a lo que al final terminó sucediendo.
Tras esos pasos iniciales, incluida con huelga de hambre por parte de los jugadores de la época, con caravana pública para recoger fondos para darles algo de “premio” a los jugadores campeones de la 88-89, el equipo guayanés tuvo un lago desfile dirigencial, en algunos casos con personas ligadas al fútbol y en muchos otros no.
Y contradictoriamente, durante el mayor éxito deportivo de los años pasados, ese periodo terminó por convertirse en el virus que contagió a Mineros y que nunca pudo “extirparlo”.
Años de bonanza, el equipo pasó a ser activo de la Gobernación del estado Bolívar presidido por el general Francisco Rangel Gómez. Sueldos estratosféricos, contrataciones rutilantes, especialmente de los otrora vinotintos, donde sólo un título de Apertura y una Copa Venezuela pudiera resumirse como el balance de la gestión administrativa estadal, pero de seguro, el de mayor recuerdo para los aficionados, es especial, a los de la nueva generación.
Aquí comenzó todo.
Con el virus en crecimiento y reproduciéndose, los errores de dirigencia comenzaron a multiplicarse, en gran parte por colocar a personas con mayor compromiso político y económico, que con aquellos del conocimiento administrativo de una actividad deportiva, muy distinta a cualquier otro negocio.
El virus terminó por hacer su daño y todo hace predecir que el futuro está en juego.
Desapariciones locales y nacionales
En el ámbito futbolístico regional, ya habíamos visto las desapariciones del Minerven de El Callao -dejando atrás su gran legado nacional e internacional- de Industriales del Caroní, El Gallo FC -en lo profesional- Estudiantes del Caroní, Chicó de Guayana FC, Iberoamericano FC (después daría paso a Minerven de Bolívar), Lala FC, lo que denota una larga lista de fracasos deportivos y gerenciales.
Pero no sólo esto ha sucedido en el fútbol. Aquí en nuestro estado pasaron a mejor vida Tucanes de Guayana, en el béisbol profesional de verano, Pioneros de Guayana en el baloncesto profesional y en donde Gigantes de Guayana va por esos pasos. Caimanes del Orinoco en el fútbol sala, Huracanes de Bolívar en el volibol profesional y todos bajo los mismos parámetros.
La lista es más larga en el fútbol profesional, donde se podría comenzar por el histórico Deportivo Italia que dio paso a otras organizaciones como el Ital-Chacao y Real Sport posteriormente. El Unión Atlético Maracaibo, del recordado alcalde marabino Di Martino, Galicia, Sport Marítimo y el Deportivo Anzoátegui engrosan la lista, tan sólo por nombrar algunos.
Se desconoce la real suerte de Mineros de Guayana como organización, ya que su anunciada participación en la segunda división fue abortada, tras no poder contar con la solvencia económica para poder formar parte de ella.